La Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid) publica un artículo en la Revista de Patología Respiratoria, titulado ‘Posicionamiento y recomendaciones sobre cambio climático’, en el que la entidad declara la emergencia climática. La sociedad científica reconoce que el cambio climático es "una amenaza para la salud poblacional" y que afectará, "de manera relevante", a los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas.
El documento, cuyo primer autor es el doctor Felipe Villar, vicepresidente de la sociedad científica y jefe asociado del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), expone que es el "deber" de los neumólogos madrileños "proteger la salud de nuestra población y pacientes, sobre todo a aquellos con enfermedades respiratorias crónicas, que son particularmente vulnerables a los efectos del cambio climático".
"Los profesionales que trabajan en la medicina respiratoria tienen un papel importante en esta lucha, mediante el desarrollo de prácticas sostenibles e innovadoras, y brindando beneficios en la salud para las generaciones presentes y futuras"
"Los profesionales que trabajan en la medicina respiratoria tienen un papel importante en esta lucha, mediante el desarrollo de prácticas sostenibles e innovadoras, y brindando beneficios en la salud para las generaciones presentes y futuras", declaran en el artículo científico. En este sentido, Neumomadrid establece recomendaciones sobre un uso eficaz y sostenible de los inhaladores que permitan disminuir su huella de carbono.
Echando la vista atrás, el protocolo de Montreal de 1987 contemplaba la eliminación de forma gradual de la producción y uso de los clorofluorocarbonos (CFC) y su sustitución por hidrofluorocarbonos (HFC). Si bien los HFC no merman la capa de ozono, lo cierto es que producen gases invernadero, con un efecto sobre el cambio climático 3.800 veces más potente que el CO2.
En este contexto, Neumomadrid apunta que otros dispositivos como los inhaladores de polvo seco (DPI, por sus siglas en inglés Dry Powder Inhaler) y niebla fina (SMI, de sus siglas Soft Mist Inhaler), los cuales tienen una huella de carbono 18 veces menor, han demostrado que son iguales de efectivos y tienen el mismo precio que los inhaladores de dosis medida presurizados (pMDI, por sus siglas en inglés pressurized Metered Dose Inhaler).
El uso completo de un sistema pMDI, que contiene unas 100 dosis, equivaldría aproximadamente a la huella de carbono del recorrido de un coche durante 290 kilómetros
En España, el uso de pMDI supone alrededor del 50% del total de broncodilatadores, especialmente los que se utilizan como rescate para el alivio de síntomas. En este escenario, se calcula que el cambio de un sistema pMDI a DPI o SMI, manteniendo el mismo principio activo, supone una reducción de la huella de carbono de un 95-98% por inhalador. No en vano, los presurizados emiten anualmente 378.000 toneladas de CO2 equivalente en nuestro país.
Una guía del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) aporta un ejemplo gráfico: el uso completo de un sistema pMDI, que contiene unas 100 dosis, equivaldría aproximadamente a la huella de carbono del recorrido de un coche durante 290 kilómetros.
"Neumomadrid tiene como objetivo ser un ejemplo para el resto de sociedades en el posicionamiento sobre el medio ambiente y la salud pulmonar", sentencian en el documento publicado en la Revista de Patología Respiratoria.