Neoplasia secundaria en CAR-T: “Analizan 38 casos de 42.000 y no saben aún qué relación directa hay"

Mariana Bastos Oreiro, miembro de la Junta Directiva de la SEHH, explica en ConSalud.es qué implicaciones tiene el reciente aviso de la AEMPS sobre el riesgo de neoplasias secundarias asociado a terapias CAR-T

Mariana Bastos Oreiro, miembro de la Junta Directiva de la SEHH, explica qué implicaciones tiene el reciente aviso de la AEMPS sobre terapias CAR-T (Foto. ConSalud.es)
20 junio 2024 | 11:35 h
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Esta semana, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha informado del riesgo de neoplasias malignas secundarias de células T asociado a terapias CAR-T. Las células T modificadas con CAR, o células CAR-T, son una nueva estrategia de inmunoterapia para tratar a pacientes con enfermedades hematológicas y suponen, en muchas ocasiones, la última esperanza para numerosos pacientes. No obstante, la notificación de la AEMPS debe tenerse en cuenta como un aviso para que se vigile a los pacientes a largo plazo, como informan desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).

En concreto, Mariana Bastos Oreiro, miembro de la Junta Directiva de la SEHH, coordinadora de la Unidad de Linfomas del Hospital Gregorio Marañón y parte del Comité Científico del Grupo Español de Linfomas, ha explicado a ConSalud.es que “se trata de un tratamiento nuevo, y una de las cosas que se tiene muy en cuenta es el riesgo de aparición de neoplasias secundarias, que son las que aparecen tras la administración de la terapia. Sin embargo, hay que hacer estudios específicos para identificar si esa neoplasia tiene relación directa con la terapia”.

"El objetivo de la AEMPS es lanzar un aviso para que estemos muy pendientes, y que se tenga en cuenta que es importante hacer un seguimiento de forma indefinida"

Actualmente, existen numerosos ensayos clínicos de CAR-T, pero aún no se ha demostrado que haya un riesgo de incremento de neoplasia secundaria respecto a otros tratamientos estándar. “No obstante, se ha empezado a observar casos de neoplasia secundaria en los estudios que siguen a los pacientes durante 15 años, pero esto no significa que esté incrementando el riesgo con respecto a otros tratamientos. Cuando se han hecho estudios aleatorizados no se ha visto que el riesgo sea mayor”. Además, la experta indica que no hay que olvidar que se trata de pacientes a los que también se les administra quimioterapia y que tienen una neoplasia ya en sí misma y “todo ello influye”.

“En el informe de la AEMPS se nombran casos en los que parece que el constructo podría estar identificado en neoplasia, pero esto tampoco significa que directamente tenga que ver con la linfomagénesis. Además, los casos de los que hablan no están publicados, y aún no tenemos los datos como para saber si realmente el causante del linfomagénesis fue la introducción del vector viral en el linfocito T”. CAR-T es una terapia génica que introduce información genética, se integra en el ADN del paciente y provoca que aparezca una proteína en la superficie de las células que se pueda unir al tumor. “Es un riesgo hipotético del que se está muy pendiente, porque estamos hablando de terapia génica”.

La experta traslada que el objetivo de la AEMPS es “lanzar un aviso para que estemos muy pendientes, y que se tenga en cuenta que, independientemente de si los pacientes están en centros CAR-T o en centros periféricos, es importante hacer un seguimiento de forma indefinida”. Hasta ahora, esto no está instaurado como tal, ya que cuando un paciente está cinco años en remisión no aparece ningún dato de la enfermedad tras la terapia, se le da el alta. “Lo que nos están diciendo es que no le demos el alta a esos pacientes”.

Sin embargo, en el caso de que se descubriera que el riesgo de neoplasias secundarias incrementa, la portavoz de la SEHH indica que habría que buscar tecnologías para evitarlo, lo que se traduciría en avances y mejoras. “Es importante que no se asusten los pacientes y que por ello no se quieran someter a terapias CAR-T, porque esto sería totalmente contraproducente. Hay que tener en cuenta que estos pacientes, antes de tener tres o cuatro líneas de tratamiento como tenemos ahora, se morían directamente”. En este aspecto, ni siquiera se sabía si se podría llegar a desarrollar una neoplasia secundaria o no, “porque se morían del propio linfoma”.

"Los números son muy bajos: unos 38 casos en 42.000 CAR-T”

“La terapia CAR-T tiene un gran beneficio para nuestros pacientes, incluso aunque hubiera asociación con un incremento muy leve de neoplasias secundarias. Hablamos de muy leve porque los números son muy bajos: unos 38 casos en 42.000 CAR-T”.

Así, la experta incide en que la conclusión más importante que se puede extraer del aviso de la AEMPS es que se están analizando 38 casos, y no saben todavía qué relación directa hay o si está incrementando el riesgo respecto a la población general de pacientes con linfoma o con enfermedades hematológicas.

“Lo que nos están diciendo es que lo están mirando y que ayudemos a seguir a los pacientes de forma indefinida para conocer el verdadero riesgo que puede o no tener esta terapia”. Esto puede extrapolarse también a los centros pequeños, en los que deben seguir a los pacientes largos supervivientes de forma indefinida y registrar y reportar las toxicidades. “Es importante remarcar que si aparece un efecto adverso se debe reportar a los grandes centros o a las agencias reguladoras para que quede constancia de que estas complicaciones están apareciendo”, concluye la portavoz de la SEHH.

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