Menopausia prematura o precoz, fallo ovárico o hipogonadismo hipergonadotrófico son los términos relacionados con la pérdida de la función ovárica antes de los 40 años. Aunque recientemente se ha aprobado un término más apropiado para reemplazar progresivamente a todos los demás: Insuficiencia Ovárica Primaria (IOP), una condición que ocurre en 1 de cada 100 mujeres menores de 40 años.
La razón de ser del término busca acabar con el estigma en pacientes jóvenes que se acercan a la IOP. “He visto pacientes con 17 años con una insuficiencia ovárica prematura, que podría ser incluso reversible, y gracias a este término se las estigmatiza menos”, explica en declaraciones a ConSalud, la Dra. Silvia P. González, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).
Algunas pacientes no sufren un cese total de la función ovárica, a diferencia de los casos en menopausia natural
Aunque existe un porcentaje muy reducido, 1 de cada 1.000 mujeres padece IOP antes de la treintena, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Sin embargo, en pacientes con insuficiencia ovárica “no se produce un cese total de la función del ovario, como ocurre en la menopausia natural”, puntualiza González. En estos casos “hasta en un 5% de las pacientes jóvenes revierte esta situación”, añade.
Mientras continúan los estudios en menopausia, los factores que desencadenan la aparición de menopausias precoces pueden ser de diversa índole. “Hay factores genéticos o asociados a tratamientos como la quimioterapia que pueden tener correlación con esta condición”, afirma la doctora. Además, los malos hábitos y algunas patologías pueden guardar relación con la IOP. “Determinadas enfermedades autoinmunes pueden afectar al ovario y entrar en fallo de forma prematura”, insiste la experta.
Esta insuficiencia, que puede depender de múltiples factores, se estima que ocurre entre el 1 y el 4% de las mujeres en edad fértil, entre el 10 y el 28% de las mujeres que consultan por amenorrea primaria, y se estima que es la causa de entre el 4 y el 18% de las que padecen amenorrea secundaria, según datos recogidos por la AEEM.
“Sin un tratamiento hormonal, estas mujeres tienen peor calidad de vida e incluso mayor mortalidad por esta condición”
Ante los casos de IOP, el tratamiento hormonal es fundamental para garantizar mejor calidad de vida de las pacientes. “Si no hay una contraindicación, se les va a ofrecer siempre un tratamiento hormonal”, subraya González. La aparición de la menopausia precoz supone “un gran deterioro a nivel cardiovascular y óseo”, destaca, y reitera que “sin un tratamiento hormonal, estas mujeres tienen peor calidad de vida e incluso mayor mortalidad por esta condición”.
A la vez que el tratamiento es necesario para todas aquellas mujeres que padecen IOP, cada caso es único. En mujeres con insuficiencia ovárica en edad fértil, “la IOP dependerá del motivo; una quimioterapia, una enfermedad autoinmune o una condición genética”, señala la doctora. En algunos casos, en mujeres que padecen la condición y buscan quedarse embarazadas, “es posible que ovulen espontáneamente hasta en un 12,5% de los casos, aunque es un proceso muy complicado”.
Se han desarrollado técnicas para intentar que el ovario vuelva a funcionar a través de células madre o con plasma rico en plaquetas
Por este motivo, lo más habitual, en palabras de la experta, es la donación de óvulos, “porque estas pacientes a nivel uterino no presentan ningún problema”. En los últimos años se han desarrollado otras técnicas “para intentar que el ovario vuelva a funcionar con células madre o con plasma rico en plaquetas, intentando reactivar el ovario”. Aunque todavía habrá que esperar a resultados más óptimos, estos estudios han pasado de la fase experimental a estar clínicamente demostrados.
La experta sintetiza que, lo que más preocupa en pacientes con insuficiencia ovárica es la pérdida de calidad de vida. “Aumenta el riesgo de osteoporosis, de demencias, de enfermedad cardiovascular, de patologías que surgen de manera natural en la menopausia a partir de los 50, pero en edades muy tempranas y, en muchos casos, con un fallo ovárico totalmente abrupto”, pone de relieve la doctora. Por este motivo, visibilizar la IOP y contribuir a un abordaje integral es un primer paso para afrontar a esta condición.