“A mi marido Txema le encantaba subir al monte. Estaba muy en forma y siempre andaba haciendo caminatas. Era difícil seguirle el ritmo. Un día, de repente, subió unas escaleras y sintió que se ahogaba. Algo no iba bien. Al año siguiente Txema murió.”, así empieza la petición de firmas en Change.org de María Asunción Fernández, que ya alcanza las más de 22.000, para que se cumpla la Ley 7/2022 y hagan público el registro de los lugares que tienen amianto en cada ciudad.
Acorde a la biopsia, la mujer explica que el diagnóstico de su marido fue cáncer de pleura provocado por haber estado en contacto con amianto. Fernández explica en la petición de firmas que la exposición al amianto puede producir este tipo de cáncer que no tiene cura y que la esperanza de vida media de las personas que son diagnosticadas oscila entre dos meses y un año de vida. “Basta con que inhales una pequeña fibra desde el primer segundo que estés en contacto con ella, para que desarrolles dentro de 30 años la enfermedad”, aclara.
“La mayoría de la gente no lo sabe, pero aunque la construcción con amianto se prohibió en 2002, las fibras que quedan de las viejas construcciones siguen estando ahí: en nuestras casas, en colegios, en ascensores"
La principal denuncia de la mujer es que a pesar de que en 2022 se aprobó la ley de residuos 7/2022, que obligaba a todos los ayuntamientos de España a publicar antes de abril de 2023 un registro de lugares donde hay amianto, ha pasado más de un año y solo un ayuntamiento de España (Valladolid) ha cumplido con la legislación. “La mayoría de la gente no lo sabe, pero aunque la construcción con amianto se prohibió en 2002, las fibras que quedan de las viejas construcciones siguen estando ahí: en nuestras casas, en colegios, en ascensores, en garajes… Y en todas las comunidades de España.”, indica.
Aunque sabe que es imposible que el amianto desaparezca de la noche a la mañana, María Asunción pide que haya más información. En esta continua lucha que lleva y a raíz de la muerte de su marido, comenzó a luchar contra el amianto y acompañar a otras personas afectadas. “Desde que se murió mi marido han pasado ocho años y he visto enterrar a otras 77 personas por culpa del amianto. 77 personas que conocí y que seguirían vivas si no fuera porque se contaminaron y cuando se enteraron ya no hubo nada que hacer. Y por desgracia, llegarán muchas más. Por eso he iniciado esta petición y te pido que la firmes por favor.”
Para terminar, la creadora de la petición de firmas explica que de aquí a 2032 sí que es obligatorio que se retire todo el amianto que aún queda por toda España, aunque “si no tenemos el registro de dónde está ¿cómo vamos a retirarlo a tiempo? (...) Mi marido y muchísimas personas más ya han pagado injustamente con sus vidas. Cualquiera de nosotros o de nuestros hijos podría estar expuesto al amianto sin saberlo. Estamos a tiempo de evitar que más personas tengan/tengamos que morir”, concluye.