Los especialistas le habían comentado a Miguel Ángel Rubio, tras superar un sarcoma, que le costaría subir escaleras. Sin embargo, a finales del mes de enero, él y su equipo, formado por Silvia Navarro, Dani Orte, Javier Agraz, Jorge Sánchez y José Manuel Asencio, cumplieron su parte del reto 'Kilimanjaro, la importancia del momento' recaudando el 66% de los fondos propuestos para la batalla contra el cáncer.
Gracias al esfuerzo, ejercicio físico, buena alimentación y capacidad de superación, Rubio ha demostrado que puede conseguir lo que se proponga, pues en su expedición no solo han coronado el Kilimajaro sino que antes ascendieron al monte Meru para prepararse y aclimatarse a las condiciones que encontrarían en su desafío.
Hasta la fecha se logrado recaudar el 66% del total, pero todavía quedan 40 días para poder realizar aportaciones. "Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del reto, que ha sido hacer cumbre. Ahora está en manos de la gente terminarlo", asegura Rubio, que añade que la expedición para coronar la montaña más alta de África ha sido un revulsivo para las donaciones, ya que "en poco tiempo hemos superado los 13.000 euros", y afirma haber regresado de Tanzania con gran satisfacción de haber logrado su reto personal y aunarlo con su anhelo de conseguir fondos para la investigación, según han informado los organizadores de este reto en nota de prensa.
Rubio ha recordado que esta experiencia vital vivida por el grupo de aventureros "quedará plasmada en el documental que ha filmado, y en el que ya está trabajando, Simón Noguera (Jorge Sánchez)". "Yo pensaba en mi hijo, Miguel, en que sepa algún día el esfuerzo que hice con mis limitaciones y por qué lo hice para que él comprenda y le sirva de ejemplo para ser mejor persona y gestionar mejor su vida. Pensaba también en el primer paseo que me di por el pasillo del hospital con el cuerpo lleno de grapas, ayudado por mi mujer, Eva, con cables y goteros cogidos al cuerpo y ahí sí sentía dolor".
"Yo pensaba en mi hijo, Miguel, en que sepa algún día el esfuerzo que hice con mis limitaciones"
Tras llegar al Londorossi Gate el 22 de enero, iniciaron el ascenso por la ruta Lemosho, experimentando diversos terrenos, como el valle alpino y la rocosa Barranco wall. El 26 de enero, alcanzan Barafu Camp, comenzando la ascensión a la cumbre el 27 de enero. "Subimos a ritmo muy lento, a cierta altitud te falta el aire, no puedes respirar, te da sensación de ahogo y ahí nuevamente tienes que poner tu mente a funcionar, serenarte y decirte a ti mismo que no pasa nada, porque si entras en pánico empiezas a hiperventilar y ahí es cuando te ahogas de verdad. Solo tienes que seguir más despacio", explica Rubio que añade que "cuando no puedes más, comienza otro proceso mental, piensas en tu familia o vas pensando en cosas que te ayuden".
Una vez en Stella Point a 5,735 metros, alcanzan la cumbre del Kilimanjaro, pero se ven obligados a descender rápidamente debido al riesgo de efectos agudos del mal de altura. El descenso fue también desafiante para Miguel Ángel, a la vez que recoforfortante: "Conforme vas bajando notas que te vas encontrando muchísimo mejor, aunque la sobrecarga en la pierna está ahí, pero el cansancio por el mal de altura va desapareciendo", relata.