Despertarse en medio de una cirugía era el segundo miedo de los pacientes a principios de siglo. El primero, la muerte. Así lo reflejó un estudio publicado en The Lancet. Por entonces, los casos de pacientes que eran conscientes de los sucesos ocurridos durante la anestesia general suponían un 0,1%-0,2% de las intervenciones, e inlcuso un 1% en pacientes o intervencioens de alto riesgo
Aunque la incidencia era baja, y por tanto era raro que se diera esta situación, no por ello dejaba de ser “una problemática bastante importante”, tal y como refleja el Dr. Juan Fernández Candil, vicepresidente de la Sección de Neurociencias de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor (SEDAR) y anestesiólogo del Hospital del Mar.
Los pacientes que se despiertan con anestesia general son conscientes de lo que ocurre, pero a veces, debido al tipo de fármaco anestésico, no son capaces de moverse. “Para la anestesia utilizamos muchos fármacos: hipnóticos para deprimir el sistema nervioso central y disminuir la capacidad de respuesta a la estimulación; analgésicos para que no perciban los estímulos nociceptivos y de esta forma no se produzcan taquicardias o hipertensión, y los bloqueantes neuromusculares para que no se muevan durante la operación”, explica el Dr. Fernández Candil.
El 100% de los paciente con conciencia intraoperatoria tuvo percepciones auditivas, de los cuales el 77% era capaz de reproducir las conversaciones que se habían realizado
En el momento en el que la dosis de los fármacos hipnóticos es menor del que debería el paciente puede recuperar la conciencia. A veces, "si el estímulo nociceptivo es muy grande y los analgésicos están infradosificados, también puede superficializarse el plano anestésico", matiza el Dr. Fernández Candil.
Así, según un estudio publicado en el British Journal of Anaesthesia, el 100% de los paciente con conciencia intraoperatoria tuvo percepciones auditivas, de los cuales el 77% era capaz de reproducir las conversaciones que se habían realizado. Un 46% tuvo percepciones visuales; el 65% sintió que le tocaban, el 6% refirió dolor moderado y el 17% dolor intenso.
De todos ellos la mitad había sentido impotencia, ansiedad, miedo o pánico y el 40% terror. “Y por miedo a que se les tomara como locos la gran mayoría no lo contaba”, añade el vicepresidente de la sección de Neurociencias de la SEDAR. Como refleja la Guía de asesoramiento práctico para la conciencia intraoperatoria y el control de la función cerebral de la Sociedad Estadounidense de Anestesiólogos, tras un despertar intraoperatorio se pueden producir secuelas psicológicas significativas como estrés postraumático, ansiedad o pesadillas. “Los pacientes afectados pueden permanecer gravemente discapacitados durante largos períodos de tiempo”, indica el estudio.
REDUCCIÓN DEL 75-80%
Desde estos primeros años del siglo XXI distintos estudios han abordado esta problemática con el objetivo de evitar que los pacientes pasen por estos episodios traumáticos. De esta manera han aparecido los sistemas de monitorización, principalmente de la función cerebral. Aunque al principio no todos los profesionales confiaban en este sistema que controla el nivel de profundidad anestésica, poco a poco estas herramientas están cada vez más extendidas en la práctica clínica.
“Las herramientas y los monitores irán evolucionando y nos ayudarán no solo al seguimiento, sino a ajustar las dosis exactas para evitar estos episodios”
Existen distintos sistemas para la monitorización del nivel de hipnosis, como por ejemplo el índicebiespectral (BIS), que, utilizando un sensor colocado a nivel frontal, se registran y analizan las ondas del electroencefalograma (EEG) y se calcula un índice numérico entre oros parámetros. Este índice representa una mayor o menor actividad cerebral, que se correlaciona con el nivel hipnótico. "Una mayor dosificación anestésica supone un descenso en la actividad cerebral, y por tanto en el índice, y viceversa", manifiesta el experto.
También existen los Pealm, un sistema que se mide el potencial auditivo provocado por una señal acústica conocida, generada por el propio aparato. “No son infalibles y se han de interpretar en e lcontexto clínico y farmacológico, pero permiten que ahora la incidencia del despertar intraoperatorio sea menor”, indica el Dr. Fernández Candil.
“Se ha demostrado en algunos estudios que el uso de esta tecnología disminuye el índice de despertares intraoperatorios entre un 75 y 80%”, manifiesta el Dr. Fernández Candil. Él mismo participó recientemente en un estudio publicado en la revista 'Sleep Research Society' que consiguió recoger en imágenes de resonancia magnética funcional el momento exacto en el que se pierde la conciencia después de la administración de fármacos hipnóticos. “Las herramientas y los monitores irán evolucionando y nos ayudarán a ajustar las dosis exactas que precisan cada paciente de forma individualizada, para evitar estos episodios", concluye el doctor.