Poner fin para 2030 a la epidemia de sida. Esta es una de las metas que se contemplan dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la ONU. Un objetivo que en los últimos años parece haberse ralentizado en ciertos momentos y que se ha visto duramente golpeado en algunas regiones del mundo como consecuencia de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. Pero la Covid-19 no ha sido el principal responsable de la fotografía que observamos en la actualidad de la lucha contra el VIH. Antes de la pandemia eran ya muchos los países que no estaban aprovechando los impulsos logrados tras los compromisos alcanzados en 2016 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y que nos llevan, de nuevo, al horizonte de 2030.
ONUSIDA, con el objetivo de revitalizar las medidas para alcanzar el objetivo de 2030. Presentó una nueva estrategia mundial que abarca el periodo comprendido entre 2021 y 2026. De este modo nos encontramos con los objetivos fijados para 2025 que tienen como objetivo centrar de nuevo al mundo en la lucha contra el VIH y el sida. En el centro de estas estrategias se sitúan las personas que viven con el VIH así como los servicios destinados a la prevención de las infecciones, el diagnóstico temprano y el tratamiento de las personas viven con VIH.
Estas metas exigen unos altos niveles de cobertura que, por desgracia, solo pueden materializarse en aquellos países en los que las personas que viven con el VIH o aquellas que están en riesgo se sientan seguras a la hora de acceder y utilizar los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento
Tal y como informan desde ERESVIHDA, en caso de cumplir con las metas establecidas para 2025, la cifra de personas que contraen el VIH disminuiría en 2025 a menos de 370.000. El objetivo de eliminación los nuevos casos en los niños se traducirán en que las infecciones por VIH se sitúen por debajo de las 22.000 en 2025. A continuación, se detallan los principales compromisos para 2025:
- Que menos del 10% las personas que viven con VIH y de los grupos de población clave sufran estigma y discriminación.
- Que menos del 10% de las personas que viven con VIH, y en especial mujeres, niñas y otras poblaciones clave, padezca desigualdad y violencia de género.
- Que menos del 10% de los países mantengan leyes punitivas contra el VIH.
- Que al menos el 95% de las personas con riesgo de infección utilice la prevención combinada.
- Que al menos el 95% de las personas con VIH esté diagnosticado, el 95% de ellas tratado y el 95% de los tratados con su carga viral suprimida.
- Que al menos el 95% de las mujeres accedan a los servicios de salud sexual y reproductiva.
- Que la cobertura de servicios para eliminar nuevas infecciones alcance al menos al 95% de los niños y niñas, y mantener con vida a sus madres.
Estas metas exigen unos altos niveles de cobertura que, por desgracia, solo pueden materializarse en aquellos países en los que las personas que viven con el VIH o aquellas que están en riesgo se sientan seguras a la hora de acceder y utilizar los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento.
Además, la experiencia con la que se cuenta pone de manifiesto que la sola prestación de servicios no basta. La consecución de las metas deben profundizar más en la eliminación de una de los principales obstáculos en la lucha contra el VIH: la supresión de los impedimentos sociales y legales para la prestación de dichos servicios.