Entre el nacimiento y los 12 meses los bebés orinan muy frecuentemente y de manera involuntaria. De cero a seis meses la micción es muy frecuente (de 10 a 15 veces al día) y de seis a 12 meses la frecuencia baja de ocho a 10 micciones al día. A partir de los seis meses, el bebé comienza a notar la sensación de vejiga llena y de estar mojado, por lo que, es importante cambiar el pañal con la frecuencia necesaria y mantener una correcta higiene genital.
Entre los 12 meses y los dos años la micción sigue siendo involuntaria, pero empiezan a sentir la vejiga llena y la necesidad de orinar, por lo que, es importante mantener una buena higiene genital y anal (sobre todo en la época de salida de los dientes) para lo que es importante el cambio frecuente de pañal. A esa edad se puede comenzar a dejarles sin pañal un rato, tras el baño, y jugar para que se vayan acostumbrando.
Entre los dos y tres años ya distinguen entre seco y mojado, reconocen que tienen la vejiga llena y, a veces, son capaces de controlar la micción. Por eso, este sería el momento idóneo para iniciar la retirada de pañal durante el día y, en algunos casos, también durante la noche, aunque los pediatras recomiendan esperar a que cumplan los 3-4 años para la retirada del pañal nocturno.
Una correcta retirada de pañal en los niños es muy importante para su desarrollo
Un orinal de su gusto, preguntarles con frecuencia si tienen ganas de hacer pis o cacas, mantener una rutina de horarios en el orinal, especialmente después de las comidas y no más de 10 minutos, ayudarán. Por el contrario, perder la paciencia, forzar la situación o castigarles, si alguna vez tienen un escape, no ayudarán.
Una correcta retirada de pañal en los niños es muy importante para su desarrollo. A partir de los tres o cuatro años empiezan a controlar dónde y cuándo orinar, comienzan a despertarse por las noches con la sensación de vejiga muy llena y son capaces de alternar noches secas y húmedas. En condiciones normales y si no hay ningún problema asociado, entre los cuatro y cinco años, el control miccional durante el día debe ser total y la necesidad de orinar por la noche bajará.
Aun así, hay niños que, pasados los cinco años, siguen mojando la cama por las noches, algo que fisiológicamente ya no es aceptable, pues ya deberían controlar sus esfínteres, por lo que es el momento de consultar con el pediatra para prevenir la enuresis nocturna.
Reducir la ingesta de líquidos, no más de 200 ml de líquido durante la cena (sopa, agua, leche, zumo, yogur, etc.); cenar pronto evitando cenas muy abundantes y saladas; procurar que no estén más de 10 horas de sueño sin orinar; inculcar correctos hábitos miccionales: postura adecuada y cómoda, con adaptadores de W.C. si fuera preciso, retirada de la ropa interior para no dificultar la micción, evitar que corten el chorro o hagan fuerza favoreciendo que sea continua y completa, y animarles a que orinen al principio con frecuencia (entre cuatro y ocho veces al día), les motivará para lograr el control total.
La enuresis nocturna debe diagnosticarse y tratarse de manera personalizada
La enuresis nocturna es un trastorno frecuente. Se estima que aproximadamente el 16% de los niños a los cinco años y el 10% a los seis, la sufren con consecuencias en su calidad de vida y autoestima, rendimiento escolar, socialización, preocupación por su imagen, conflictos familiares etc., pues son niños que se avergüenzan y evitan actividades propias de su edad como acudir a campamentos o dormir en casa de sus amigos. Una correcta retirada de pañal puede evitar casos de enuresis en los que el niño moja la cama durante el sueño.
Más allá de los cinco años, la enuresis nocturna debe diagnosticarse y tratarse de manera personalizada, siendo valorada por el pediatra, urólogo o nefrólogo pediátrico, para determinar la causa de este desarreglo y descartar patologías asociadas más graves como la diabetes, infecciones del aparato urinario, malformaciones, etc. De no abordarse el problema, puede persistir en la edad adulta, se estima una incidencia del 1% en los mayores de 15 años.
La enfermedad tiene un componente hereditario importante, por eso, no debe esperarse a una solución espontánea con el paso del tiempo sobre todo en los casos de antecedentes familiares. A partir de los cinco años, la enuresis tiene una tasa de curación alta pero los estudios recomiendan una intervención temprana para que dejen de orinar antes y sus complicaciones sean más leves.