Este miércoles 18 de octubre se celebra el Día Mundial de la Menopausia. Una fecha que conmemora una de las grandes etapas en la vida de las mujeres. Se trata del momento en el que la mujer deja de tener menstruaciones de forma natural o de forma precoz. Este proceso tiene varias etapas: la premenopausia, la menopausia en sí y la postmenopausia. La menopausia tiene lugar unos 12 meses después del último período, y antes de esos 12 meses, las mujeres ya pueden tener cambios en sus ciclos mensuales o algunos síntomas. Esta es la etapa que se conoce como premenopausia.
La menopausia, por su parte, empieza entre los 45 y los 55 años y suele durar aproximadamente unos 7 años. En el caso de la postmenopausia, llegamos ya a la etapa posterior al cese de la menstruación. La Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), en uno de sus recientes informes, destaca que, de entre las mujeres de 40 a 70 años, el 28,3% se encuentra en etapa de premenopausia, el 10,3% se encuentra en periodo de transición, y el 61,4% en postmenopausia.
Si bien estas edades son las más habituales, puede también darse una menopausia precoz o prematura, es decir, antes de estos años. Algunas causas de que esto ocurra, pese a que no están totalmente determinadas, se relacionan por ejemplo con antecedentes familiares, el habito de fumar, tratamientos contra el cáncer, ciertas cirugías de extirpación de ovarios o de útero, o algunas enfermedades como el VIH.
La menopausia empieza entre los 45 y los 55 años y suele durar aproximadamente unos 7 años
En el momento de la menopausia varía mucho la producción de estrógenos y progesterona, dos hormonas que producen los ovarios. Es por ello que esta etapa provoca síntomas diferentes en cada mujer y la manera en la que les afecta es única. Según afirma la AEEM, hay un 25% de las mujeres que apenas desarrollan síntomas. Por contra, el 75% restante sí los tiene.
"Dado que el cuerpo comienza a usar la energía de manera diferente, las células grasas cambian y las mujeres pueden aumentar de peso más fácilmente. Por ello las mujeres pueden tener cambios en la salud de los huesos o del corazón, la forma y composición corporal o la función física". Así lo explica el National Institute on Aging de Estados Unidos. Entre estos cambios, explican, pueden darse variaciones en el período menstrual (períodos irregulares, más o menos abundantes, o más o menos largos); sofocos, pérdida del control de la vejiga o incontinencia; sequedad vaginal y relaciones sexuales molestas (aunque la AEEM indica que el 67,2% de las mujeres con menopausia mantienen actividad sexual); cambios en el estado de ánimo; o en el estado físico.
Siendo una etapa normal en la vida de todas las mujeres, no hay un tratamiento médico para el proceso en sí, aunque, en función de la gravedad de los síntomas, en ocasiones sí es necesaria una valoración sanitaria. En estos casos se puede recomendar la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS), que se basa en la administración de hormonas (estrógenos solos o con gestágenos), aunque se necesita la opinión de una persona experta que determine sus beneficios y sus contraindicaciones. De hecho, según la AEEM, sólo el 15,2% de las mujeres con menopausia que refieren alguna sintomatología sigue algún tratamiento.
En función de la gravedad de los síntomas, en ocasiones sí es necesaria una valoración sanitaria
Los síntomas no son las únicas afecciones que pueden venir de la mano de la menopausida. De hecho, puede tener relación incluso con algunas patologías cardiovaculares, con el peso o incluso con el sueño. Por ejemplo, según los datos de la AEEM, el 34,5% de las mujeres con menopausia se encuentra en situación de sobrepeso y el 17,4% de obesidad.
En el caso concreto de las enfermedades cardiovasculares, dado que disminuye la producción de estrógenos y éstos nos protegen frente a determinados factores de riesgo, "suelen aumentar tanto los niveles altos de colesterol como la obesidad, la diabetes y la hipertensión, todos ellos importantes factores de riesgo cardiaco", se informa desde la Fundación Española del Corazón. La buena noticia en este caso es que, siguiendo un estilo de vida saludable, estas enfermedades son prevenibles.
Finalmente, otro de los problemas que pueden encontrar las mujeres en esta etapa está relacionado con el sueño. "La evidencia científica ha demostrado que incluso las mujeres con menopausia asintomática tienen un sueño con más micro despertares, más cambios de fases de sueño y menor eficiencia", afirma la Sociedad Española del Sueño. Además, “para conseguir un sueño fisiológico es necesario que baje nuestra temperatura a nivel central y durante el sofoco, lógicamente, eso no es posible”, se alerta. Igualmente, la menopausia también se asocia con un incremento notable de la incidencia de apnea obstructiva del sueño, según datos de la SES.