Las bacterias superresistentes cada vez están más adaptadas a los fármacos actuales, representando un problema muy importante de salud pública. Sin embargo, un estudio internacional, en el que han participado investigadores de la Universitat de València (UV) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha concluido que son tres las mejores estrategias para hacer frente a este reto de la resistencia antimicrobiana.
Se trata, en concreto, de los bacteriófagos (virus que solo infectan bacterias y no las células ecuariotas), la tecnología CRISPR (a base de modificaciones genéticas, donde las proteínas Cas pueden activarse, permitiendo recortar y destruir el RNA de las bacterias y virus); y la nanotecnología. “Son una solución que cada vez está teniendo evidencias más claras contra la presencia creciente de estas bacterias resistentes”, señala Ana Melero, del Departamento de Farmacia, Tecnología Farmacéutica y Parasitología de la Universitat de València.
“Se ha de aumentar la consciencia del paciente sobre la situación y las medidas para reducir nuevas resistencias"
El mencionado estudio, editado por la Universidad de Santiago de Compostela, ha contado con la participación de, entre otros, J. Roberts, Premio Nobel de Medicina en 1993. Hasta ocho centros de investigación, además de los de la UCM y la UV, han tomado parte de la elaboración del trabajo. Así, especialistas europeos, asiáticos, australianos y americanos han unido fuerzas para tratar de dar respuesta a este problema, que se acrecenta con el paso de los años.
¿La razón? Según los investigadores, son el mal uso de los antibióticos tradicionales, el uso masivo de medidas higienizantes, el uso excesivo de antibióticos en la agricultura o la pesca y la incorrecta administración o finalización de tratamientos. “Se ha de aumentar la consciencia del paciente sobre la situación y las medidas para reducir nuevas resistencias, se ha de disminuir el mal uso o abuso actual de fármacos”, reivindica Juan Aparicio, investigador de la Facultad de Farmacia de la UCM.
“También se ha se ha de mejorar la selectividad de los tratamientos y se han de identificar nuevos antibióticos, incluidas moléculas pequeñas y enfoques más complejos, como por ejemplo, fármacos biológicos”, insiste. De igual manera, la investigación llevada a cabo por este grupo de expertos explica algunas de las principales barreras que han de superar los fármacos actuales para llegar hasta la zona en la que deben actuar.
“También se ha se ha de mejorar la selectividad de los tratamientos y se han de identificar nuevos antibióticos"
“Cuando llegan a la zona en la que están las bacterias, deben atravesar el llamado biofilm, que es una especie de gel que se forma cuando varias bacterias forman una colonia con agua, carbohidratos y proteínas que secretan, y que les sirve de protección a la colonia”, explica el informe. “Una vez los medicamentos atraviesan este biofilm y llegan a la bacteria, tienen que superar principalmente su cubierta externa”, añade.
Claus-Michael Lehr (Saarland University, Alemania), Clive Prestidge y Nicky Thomas (ambos de la University of South Australia, Australia)… son otras de las figuras clave que han sido entrevistadas durante la investigación. El artículo, publicado en Drug Delivery and Translational Research, ha sido editado por Mª José Alonso, Premio Jaume I Nacional de Investigación.