La “Medicación sin daño” es el tercer reto mundial de la Organización Mundial por la Salud (OMS) por la seguridad del paciente. Es, de hecho, uno de los mayores problemas de salud pública existente y que cuesta 42.000 millones de dólares anuales en el mundo. Va en aumento, pero todavía no se ha prestado demasiada atención, según explica a ConSalud.es Adrián Llerena, investigador extremeño, coordinador de la Red Iberoamericana de Farmacogenética y Farmacogenómica (RIBEF) y director del INUBE.
“Tenemos un aumento de personas que toman más de un medicamento que sufren interacciones entre estos fármacos. A su vez, las personas de diferentes etnias no reacciona igual a nivel farmacológico, lo que también aumenta la situación actual de problemas con efectos secundarios”, indica Llerena. Un estudio de la RIBEF realizado con más de 6.000 personas con diferentes orígenes ancestrales indicó que el 28% de la población estudiada desarrolló una reacción adversa a los medicamentos, de los cuales el 20% sufrieron efectos secundarios graves.
A esto se suma que los pacientes polimedicados, que suponen un 27% de la población a nivel mundial, sufren a menudo complicaciones relacionadas con medicamentos. De hecho, según señaló a este medio Dr. Miguel Ángel Hernández, coordinador del Grupo de Trabajo en Utilización de Fármacos de la semFYC, un tercio de las consultas en Urgencias se dan por efectos secundarios diversos, cuadros confusionales o caídas relacionadas con los fármacos.
Las prácticas de medicación poco seguras y los errores de prescripción figuran entre las principales causas de lesiones y daños evitables en los sistemas de atención de salud en todo el mundo
Además de que en un mundo globalizado cada vez hay más personas de diferentes etnias en un país, y de la realidad de los polimedicados, lo cierto es que existen diversos factores que explican el incremento que se está produciendo con este problema de salud pública. Según recoge la OMS, las prácticas de medicación poco seguras y los errores de prescripción figuran entre las principales causas de lesiones y daños evitables en los sistemas de atención de salud en todo el mundo.
FACTORES DE RIESGO
Como señala Jorge Vázquez, vocal nacional de Industria del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, el incremento de los efectos adversos se debe a un mayor uso de medicamentos producido por "el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas y el acceso más amplio a la atención médica"; mayor complejidad de estos, los avances en tratamientos hacen que estos sean más efectivos, "pero también pueden tener perfiles de seguridad más complejos y una mayor probabilidad de efectos adversos"; la interacción mediamentosa, incrementada por el aumento de pacientes polimedicados, y las diferencias genéticas, fisiológicas y ambientales de cada individuo.
La fatiga, las malas condiciones ambientales o la escasez de personal sanitario son algunas de las principales causas de los errores de medicación que se pueden dar. “Cuanto más pacientes tratan los médicos más medicamentos tenemos que prescribir y menos tiempo tenemos para explicarles la pauta farmacológica”, recuerda a este medio el Dr. David Palacios, médico especialista en Medicina de Familia y presidente de la Semergen Madrid (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria).
Los pacientes, además, son de diferentes nacionalidades y grupos étnicos. Esto genera una mayor complejidad al tener que individualizar a cada paciente y darle un tratamiento muy específico. Porque, se ha visto, que algunos tratamiento, por ejemplo para la hipertensión, no van bien a una población y sí a otra. “Esta diferencia también ocurre con la diabetes, por ejemplo”, indica el Dr. Palacios.
Más pacientes, los turnos de guardias que afectan a la calidad de la atención o la falta de comunicación entre los especialistas para conocer las terapias completas que sigue un paciente son los factores que atañen al profesional, el propio cumplimiento y adherencia del paciente también son un problema. Según indicaba Eugenia García, farmacéutica comunitaria y autora de la guía Dispensación, adherencia y uso adecuado del tratamiento, se estima que el 72% de los pacientes con depresión no cumplen con el tratamiento, mientras que para los paciente con cáncer o VIH las tasas de no adherencia se encuentran en el 30% y 20% respectivamente.
Dr. Palacios: "Hay más autoconsumo y recomendación terapéutica no profesional que, además, hemos detectado que va más allá del paracetamol y el ibuprofeno”
“También hay más autoconsumo y recomendación terapéutica no profesional que, además, hemos detectado que va más allá del paracetamol y el ibuprofeno”, indica el Dr. Palacios. Esto produce que, sin el conocimiento de un profesional sanitario, un paciente esté tomando tratamientos farmacológicos que interactúan entre ellos y pueden provocar importantes efectos adversos, o que incrementen retos sanitarios como la resistencia antibiótica.
Son muchas las estrategias y medidas que a nivel nacional e internacional se están tomando. Pero falta mucho trabajo. El objetivo global de la iniciativa “Medicación sin daño”, puesta en marcha en primavera de 2017, era reducir un 50% los daños graves evitables relacionados con la medicación en todo el mundo durante los próximos cinco años.
La realidad es que, seis años después, esta situación sigue estando muy presente en la sociedad y los sistemas sanitarios como un problema grave de salud pública. “Los medicamentos son herramientas eficaces para proteger la salud. Sin embargo, los medicamentos que se prescriben erróneamente, se toman de forma incorrecta o son de mala calidad pueden causar graves daños”, señaló en septiembre de 2022 el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. “Nadie debería sufrir daños derivados de la atención médica”,
“Es un reto muy importante sobre todo en Primaria, que somos los que atendemos a los pacientes y vemos todos los tratamientos, tanto los que prescribimos nosotros como los que se dan en el hospital”, concluye el Dr. Palacios.