Un nuevo estudio del Centro Oftalmológico Kellogg de Michigan Medicine, el centro médico académico de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), sugiere que la demencia es más común en adultos mayores con problemas de visión.
Perder la capacidad de ver con claridad; así como de pensar o recordar bien son dos de los problemas de salud más temidos y prevenibles asociados al envejecimiento. En una muestra de casi 3.000 ancianos que se sometieron a pruebas visuales y cognitivas durante visitas domiciliarias, el riesgo de demencia era mucho mayor entre los que tenían problemas en la vista, incluidos los que no veían bien aunque llevaran sus gafas o lentillas habitualmente.
Basada en datos de un estudio nacional representativo de personas mayores realizado en 2021 por el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan, la investigación, que ha sido publicada en 'JAMA Ophthalmology', se suma a un creciente número de estudios que sugieren una relación entre la visión y la demencia.
Casi el 22% de los que tenían problemas de visión para ver de cerca y un 33% de los que les costaba ver de lejos presentaban demencia
Todos los adultos mayores del estudio tenían más de 71 años, con una edad media de 77 años. Un miembro del equipo que les visitó comprobó su visión de cerca y de lejos, así como su capacidad para ver letras que no contrastaran mucho con el fondo, mediante una tableta digital. También se les hicieron pruebas de memoria y capacidad de pensamiento, y facilitaron información sanitaria, incluido cualquier diagnóstico existente de enfermedad de Alzheimer u otra forma de demencia. Algo más del 12% de todo el grupo padecía demencia. Pero ese porcentaje era mayor (casi el 22%) entre los que tenían problemas de visión para ver de cerca.
Además, un tercio (33%) de los que tenían problemas moderados o graves para ver de lejos, incluidos los ciegos, presentaba alguna alteración en su capacidad de pensar o recordar. Lo mismo ocurría con el 26% de los que tenían problemas para ver letras que no contrastaban fuertemente con el fondo. Incluso entre los que tenían un problema leve de visión de lejos, el 19% tenía demencia.
Después de que los investigadores ajustaran otras diferencias en el estado de salud y las características personales, las personas con problemas de visión de lejos de moderados a graves tenían un 72% más de probabilidades de padecer demencia que las que no tenían problemas de visión.
Las diferencias eran menores, pero aún grandes, para otros tipos de problemas de visión, excepto para los problemas leves de visión de lejos, en los que no había diferencias estadísticas. Los que tenían más de un tipo de deficiencia visual también tenían un 35% más de probabilidades de padecer demencia que los que tenían una visión normal.
El nuevo estudio se basa en otros anteriores con resultados similares, pero que se basaban en la autoevaluación de la capacidad visual en lugar de en pruebas objetivas, o que no eran representativos de la población estadounidense. También se basa en trabajos anteriores sobre cirugía de cataratas que mostraban tasas más bajas de demencia a lo largo del tiempo en adultos a los que se les había restaurado la visión de lejos mediante cirugía.
West: "El acceso equitativo a servicios de atención oftalmológica que prevengan, reviertan o, al menos, eviten la progresión de la pérdida de visión es un objetivo valioso"
"Dar prioridad a la salud visual puede ser clave para optimizar tanto la vista como la salud y el bienestar generales. Se justifica la realización de ensayos aleatorios para determinar si optimizar la visión es una estrategia viable para ralentizar el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de demencia", han señalado los autores, dirigidos por Olivia Killeen.
Mientras tanto, en un editorial adjunto, la doctora Sheila West, del Instituto Oftalmológico Wilmer de Medicina Johns Hopkins, ha escrito que el nuevo estudio se suma a la acumulación de pruebas sobre la relación entre la visión y los problemas cognitivos. "El acceso equitativo a servicios de atención oftalmológica que prevengan, reviertan o, al menos, eviten la progresión de la pérdida de visión es un objetivo valioso, independientemente del impacto potencial sobre la demencia, y puede ser especialmente crítico para aquellos que experimentan deterioro cognitivo", ha indicado.
El estudio se basa en datos del 'National Health and Aging Trends Study' (Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento), que tiene su sede en el Instituto de Investigación Social de la UM y en la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins.
El año pasado, Ehrlich y sus colegas publicaron un artículo en 'JAMA Neurology' que utilizaba otra encuesta de adultos mayores basada en el el Estudio de Salud y Jubilación para estimar el porcentaje de estadounidenses con demencia cuya afección está probablemente relacionada con su pérdida de visión. Calcularon que el 1,8% de todos los casos están relacionados con la visión, lo que equivale a más de 100.000 de los 6 millones de estadounidenses con demencia. Este estudio sugiere, por tanto, que el deterioro de la visión debería considerarse junto con otros factores de riesgo de demencia modificables más comúnmente reconocidos.