Los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen menos probabilidad de dejar de fumar

Desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advierten de que no existe ningún estudio científico que demuestre la eficacia del uso del cigarrillo electrónico como terapia para la deshabituación del tabaco.

Los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen menos probabilidad de dejar de fumar
12 abril 2016 | 20:00 h
El interés por lograr dejar de fumar es uno de los motivos principales para el uso de cigarrillos electrónicos por parte de los fumadores. Esto se debe por su supuesta eficacia, la cual ha sido difundida en numerosos anuncios publicitarios de las marcas de cigarrillos electrónicos, aunque sus efectos beneficiosos no han sido aprobados por ninguna autoridad reguladora.

Según explica la SEPAR, el uso del cigarrillo electrónico ha aumentado por diferentes motivos, como el abandono del hábito del tabaco o por el consumo de nicotina en espacios donde fumar está prohibido. Sin embargo, ningún ensayo clínico ha realizado una verdadera comparación en profundidad que evalúe las diferencias entre los cigarrillos electrónicos y las terapias de deshabituación convencionales aprobadas por las por las autoridades regulatorias competentes, como los parches de nicotina, chicles o inhaladores.

“Los reclamos publicitarios extendidos sobre los beneficios de los cigarrillos electrónicos en las terapias de deshabituación tabáquica no tienen la solidez científica suficiente como para ser válidos”, asegura el doctor Carlos Jiménez, director de investigación en tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

En este sentido, la inclusión del cigarrillo electrónico en las leyes y políticas antitabaco reduciría su consumo como sustitutos del cigarrillo convencional, existiendo la posibilidad de que aumentara su efectividad en las terapias de abandono del tabaco, según señalan desde esta sociedad científica. “Por el momento, los cigarrillos electrónicos no deberían ser recomendados como método efectivo para ayudar a dejar de fumar ya que no existe el respaldo científico suficiente como para avalar dicha afirmación”, asegura Jiménez, que añade que “dado el incremento de uso de tales dispositivos, resulta esencial realizar más investigación, y en mayor profundidad, separando los argumentos publicitarios con fines claramente comerciales de los argumentos científicos”.

No obstante, y aún y así, el uso del cigarrillo electrónico todavía no se asocia con una reducción del consumo de tabaco. “Cuando se demuestre científicamente la eficacia de los cigarrillos electrónicos como terapia para dejar de fumar, estos deberán someterse a la regulación necesaria para que puedan ser administrados como un medicamento”, asegura el experto. “Es destacable tener en cuenta que si las empresas que comercializan los cigarrillos electrónicos no solicitan una aprobación por parte de las autoridades reguladoras de la efectividad de estos dispositivos, será muy complicado llevar a cabo investigaciones que verifiquen su impacto en la salud pública”, concluye.


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