La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo tienen depresión y 50 millones tienen demencia. Se estima que la esquizofrenia afecta a 23 millones de personas y el trastorno bipolar alrededor de 60 millones. El problema es tal que en el año 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo.
Las personas que sufren algún trastorno de este tipo además de tener que hacer frente a la enfermedad tiene que lidiar con un problema muy importante, el estigma de la salud mental que está presente en los distintos ámbitos de la vida, el educativo, el laboral, el familiar, el sanitario…
El 26,1 % de los pacientes afirman haber sido tratadas injustamente en alguna ocasión
Los estereotipos sobre la salud mental pueden interferir en la calidad de la atención y el tratamiento que reciben las personas con un trastorno mental. Esto provoca que reciban una atención médica deficiente. Por ejemplo, en muchos casos los síntomas físicos son interpretados como una mera consecuencia del trastorno mental.
Según datos de la Confederación Salud Mental España, el 26,1 % de los pacientes afirman haber sido tratadas injustamente en alguna ocasión en los hospitales y un 9,5 % asegura que esta situación se produce frecuentemente. En porcentaje de pacientes que denuncia estas situaciones en los centros de atención primaria es algo menor y se sitúa en casi un 25 %.
Los pacientes que sufren este tipo de trastornos lo tienen claro. Para evitar el estigma es necesario que “los profesionales tengan más formación”. Así de contundente es Rodrigo en una entrevista a ConSalud.es. Rodrigo padece esquizofrenia paranoide de etiología idiopática y es miembro de la Asociación de familiares de enfermos mentales Área 5 de Madrid (Afaem 5).
Pero los profesionales no son los únicos que necesitan más formación, los propios pacientes y sus familias también la necesitan. “Deberíamos ayudarnos entre nosotros para que desaparezca el autoestigma”, explica Rodrigo.
“Mis tres ingresos son experiencias que no recomiendo a nadie y que no olvidaré de por vida”
La formación no es la única reivindicación de los pacientes. Rodrigo destaca que una de las principales carencias es el seguimiento que se produce después de un ingreso hospitalario. “Cuando salimos del ingreso es difícil estar tres meses sin ver a un especialista, ya sea psicólogo, psiquiatra o terapeuta, es muchísimo tiempo. Por lo menos en 15 o 20 días deberíamos ver a un especialista”, denuncia.
May González, otra paciente miembro de Afaem 5, reivindica que las actuaciones por parte de las autoridades sanitarias deberían centrarse en mejorar los ingresos hospitalarios, sobre todo en lo relativo a las sujeciones y contenciones mecánicas, “en lugar de mediar lo que hace es perjudicar y poner peor a las personas”.
González ha estado internada en tres ocasiones y asegura a ConSalud.es que son experiencias “que no recomiendo a nadie y que no olvidaré en la vida”. Ella lo tiene claro, para evitar situaciones como las que ella ha vivido hay que poner medidas para que los pacientes estén más cuidados y más acompañados.