Uno de los últimos estudios y más amplio sobre el consumo de antibióticos en España respecto a otros países de la UE tiene el sello de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio), junto con la participación de científicos alemanes, italianos, noruegos, coreanos y estadounidenses.
A través de esta entidad, en 2016 salieron a la luz datos como que España ocupa el 3º lugar de prescripción de antibióticos de 0-2 años respecto al resto de países analizados, y que los niños españoles reciben un 50% más de antibióticos que los alemanes.
Ante estas cifras y a la espera de nuevos datos, desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) señalan que hay margen de mejora al respecto y destacan la importante labor del actual Plan Nacional de Resistencias Antibióticas (PRAM).
Para la doctora Rosa Albañil, responsable del grupo de patologías infecciosas de la Aepap, en España el sistema sanitario público es muy próximo y accesible al paciente, y “este hecho facilita la atención pero propicia la hiperfrecuentación y la consulta en múltiples ocasiones y en distintos servicios por el mismo motivo, con lo que, probablemente, también aumentan las posibilidades de recibir una prescripción”.
Del mismo modo, esta especialista recuerda que en las consultas de atención primaria no existe un límite para el número de pacientes atendidos, “lo que origina alta demanda y sobrecarga asistencial. Circunstancias ambas que se correlacionan con un aumento de la prescripción”.
"Según datos del eurobarómetro de 2016, el 48% de los españoles dice que los antibióticos matan a los virus y el 45% cree que son efectivos contra resfriados y gripes"
Por otro lado, la doctora Rosa Albañil también destaca como otro de los lastres en el correcto consumo de antibióticos en niños las falsas creencias sobre su utilidad. “Según datos del eurobarómetro de 2016, el 48% de los españoles dice que matan a los virus y el 45% cree que son efectivos contra resfriados y gripes. Probablemente este estado de opinión puede suponer presión para el prescriptor”, explica.
De este modo, desde Aepap señalan que todos estos factores se potencian entre sí, “de forma que profesionales con una gran carga asistencial no disponen en las consultas de tiempo suficiente para explicar adecuadamente las decisiones terapéuticas y realizar educación sanitaria personalizada a una población necesitada de la misma”.
Por este motivo, desde esta sociedad científica consideran que deben tomarse “medidas estructurales y desde distintos ámbitos que, de forma coordinada, ayuden a mejorar la situación”.