Redacción | Madrid
Un estudio publicado en The Open Nutrition Journal, analiza por primera vez la relación existente entre la conducta malcomedora, los niveles de atención, el nivel de irritabilidad de la familia y la ingesta nutricional en niños españoles. El estudio, realizado con la colaboración de Abbott, se ha llevado a cabo en siete colegios de Madrid con 1.101 niños en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años.
El estudio ha determinado que los niños entre 4 y 6 años considerados malcomedores (el 70% de la muestra), tenían un nivel de atención significativamente bajo respecto a aquellos niños que comían de manera saludable. Más de la mitad de los niños mayores pertenecientes al grupo de los malcomedores (5-6 años) alcanzaron los niveles de atención más bajos, es en este caso cuando los expertos recomiendan la intervención de un psicólogo.
Según el Dr. Luis Ros, coordinador del estudio y jefe de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, “La evidencia científica vincula la malnutrición a un déficit del desarrollo cognitivo. Incluso en niños de países desarrollados existe una relación entre los malos hábitos alimentarios y un rendimiento escolar pobre”, añade el Dr. Ros.
El objetivo de este estudio seccional cruzado multicéntrico era determinar si existían diferencias entre los niños malcomedores y los que comían de manera saludable en cuanto a su atención, los niveles de irritabilidad de las familias y la ingesta nutricional de los niños. Los niños fueron clasificados en dos grupos: los considerados malcomedores y los que comían de manera saludable. Los niños malcomedores fueron definidos como aquellos que ingerían menos de un 65% de las cantidades diarias recomendadas de entre 4 y 6 grupos de alimentos. Los grupos eran carnes (que incluye huevos y pescado), verduras, frutas, lácteos, carbohidratos y legumbres.
DIFERENCIAS EN LOS NIVELES DE ATENCIÓN
Una de las principales conclusiones fue que no existían diferencias significativas en cuanto al nivel de atención de los dos grupos de niños, los malcomedores y los que comían de manera saludable, salvo en los grupos de más edad, lo que representaba el 70% de la muestra (788 niños).
Lo interesante es que entre los 4 y los 6 años de edad se apreciaba una tendencia a que un mayor número de niños mal comedores puntuara más bajo en los niveles de atención establecidos; es en ese momento cuando se recomienda la intervención de un psicólogo. Esta tendencia se vio aumentada en más de un 50% en el grupo de niños malcomedores de entre 5 y 6 años. Los niños que puntuaban más bajo en estos niveles de atención habían ingerido cantidades significativamente más bajas de alimentos del grupo de los lácteos y del grupo del pescado, la carne y los huevos que los niños que habían puntuado más alto en los niveles de atención.
“La puntuación más baja en los niveles de atención en el grupo de más edad podría deberse al efecto acumulativo de los malos hábitos alimenticios y a los déficits nutricionales derivados de ellos, lo que deberá investigarse en profundidad”, afirma el Dr. Ros.
Porque salud necesitamos todos… ConSalud.es
Un estudio publicado en The Open Nutrition Journal, analiza por primera vez la relación existente entre la conducta malcomedora, los niveles de atención, el nivel de irritabilidad de la familia y la ingesta nutricional en niños españoles. El estudio, realizado con la colaboración de Abbott, se ha llevado a cabo en siete colegios de Madrid con 1.101 niños en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años.
El estudio ha determinado que los niños entre 4 y 6 años considerados malcomedores (el 70% de la muestra), tenían un nivel de atención significativamente bajo respecto a aquellos niños que comían de manera saludable. Más de la mitad de los niños mayores pertenecientes al grupo de los malcomedores (5-6 años) alcanzaron los niveles de atención más bajos, es en este caso cuando los expertos recomiendan la intervención de un psicólogo.
Según el Dr. Luis Ros, coordinador del estudio y jefe de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, “La evidencia científica vincula la malnutrición a un déficit del desarrollo cognitivo. Incluso en niños de países desarrollados existe una relación entre los malos hábitos alimentarios y un rendimiento escolar pobre”, añade el Dr. Ros.
El objetivo de este estudio seccional cruzado multicéntrico era determinar si existían diferencias entre los niños malcomedores y los que comían de manera saludable en cuanto a su atención, los niveles de irritabilidad de las familias y la ingesta nutricional de los niños. Los niños fueron clasificados en dos grupos: los considerados malcomedores y los que comían de manera saludable. Los niños malcomedores fueron definidos como aquellos que ingerían menos de un 65% de las cantidades diarias recomendadas de entre 4 y 6 grupos de alimentos. Los grupos eran carnes (que incluye huevos y pescado), verduras, frutas, lácteos, carbohidratos y legumbres.
DIFERENCIAS EN LOS NIVELES DE ATENCIÓN
Una de las principales conclusiones fue que no existían diferencias significativas en cuanto al nivel de atención de los dos grupos de niños, los malcomedores y los que comían de manera saludable, salvo en los grupos de más edad, lo que representaba el 70% de la muestra (788 niños).
Lo interesante es que entre los 4 y los 6 años de edad se apreciaba una tendencia a que un mayor número de niños mal comedores puntuara más bajo en los niveles de atención establecidos; es en ese momento cuando se recomienda la intervención de un psicólogo. Esta tendencia se vio aumentada en más de un 50% en el grupo de niños malcomedores de entre 5 y 6 años. Los niños que puntuaban más bajo en estos niveles de atención habían ingerido cantidades significativamente más bajas de alimentos del grupo de los lácteos y del grupo del pescado, la carne y los huevos que los niños que habían puntuado más alto en los niveles de atención.
“La puntuación más baja en los niveles de atención en el grupo de más edad podría deberse al efecto acumulativo de los malos hábitos alimenticios y a los déficits nutricionales derivados de ellos, lo que deberá investigarse en profundidad”, afirma el Dr. Ros.
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