Los tumores hematológicos o hemopatías malignas, que tienen su origen en el tejido sanguíneo, médula ósea y ganglios linfáticos, representan entre el 10 y el 15% del total de cánceres. Se trata del cuarto tipo de cáncer más frecuente, con un alto impacto socioeconómico, ya que son los de mayor incidencia en niños y adultos jóvenes.
En términos generales dentro de los tumores hematológicos se hallan las leucemias, los linfomas y el mieloma. “Hablamos de leucemia cuando hay una alteración en la maduración y proliferación de las células madre de la médula ósea que son las responsables de la producción de las células de la sangre. El mieloma también conocido como mieloma múltiple, es debido a la degeneración maligna de las células plasmáticas, que se encuentran normalmente en la médula. Las células plasmáticas forman la parte del sistema inmune”, explica la coordinadora del Programa de Investigación en Tumores Hematológicos del Ciberonc, Dolors Colomer Pujol, en declaraciones a ConSalud.es.
Los linfomas ocupan el séptimo lugar en incidencia por tipo de cáncer de cáncer tanto en hombres como mujeres
Por su parte, el linfoma, “es aquel tumor hematológico en que la población afectada es el linfocito, una de las células de la sangre que produce la médula ósea y que ayudan a defender el organismo contra las infecciones. Los linfocitos pierden el control, se dividen de manera anormal o no mueren cuando deberían”.
Los linfomas ocupan el séptimo lugar en incidencia por tipo de cáncer de cáncer tanto en hombres como mujeres. Al año se diagnostican alrededor de 10 casos por cada 100.000 habitantes, “suponen el 4 % de todos los nuevos casos de cáncer en España”, señala Colomer.
Los linfocitos viajan por todo el cuerpo, a través del sistema linfático, una red de tejidos y órganos formado por la linfa, el líquido que contiene glóbulos blancos que defienden al cuerpo de los gérmenes, los vasos linfáticos que transportan la linfa por todo el cuerpo, los ganglios linfáticos, amígdalas, bazo, médula ósea y el timo. “Cuando el linfocito pierden el control, esta célula anómala puede localizarse en cualquier parte de nuestro organismo, con implicación principal de los órganos linfáticos o más raramente en otros órganos”, asevera la coordinadora del Ciberonc.
INVESTIGACIÓN: MEJORAS EN EL DIAGNÓSTICO Y EL TRATAMIENTO
La incorporación de nuevas metodologías diagnósticas, principalmente estudios citogenéticos, moleculares y de inmunofenotipo permiten, tal y como explica Dolors Colomer, hacer un diagnóstico de precisión y clasificar los linfomas en diferentes entidades clínicas. Además, debido a los avances en los conocimientos moleculares se ha conseguido identificar dianas moleculares que permiten usar fármacos dirigidos frente a cada una de ellas y realizar terapias más personalizadas.
No obstante, el camino es largo y aún queda mucho por hacer. Actualmente, los retos en este campo se centran en profundizar en el conocimiento de la biología de estos tumores, la comprensión de los mecanismos de progresión y resistencia al tratamiento y en la identificación de biomarcadores que permitan predecir la respuesta al tratamiento y al mismo tiempo monitorizar la eficacia del tratamiento.
“Nuestros retos pasan por conocer mejor los mecanismos moleculares implicados en el desarrollo los distintos tumores hematológicos y la identificación de nuevas dianas terapéuticas”
“En los últimos años la incorporación de nuevas metodologías diagnósticas, principalmente estudios de secuenciación masiva y genética molecular, ha permitido hacer un diagnóstico de precisión y clasificar los linfomas en entidades clínicas con pronóstico muy diferentes de unos a otros. A partir de toda esta información generada, los principales desafíos son conocer mejor los mecanismos moleculares implicados en el desarrollo de estos tumores y en la identificación de nuevas dianas moleculares que permiten usar fármacos dirigidos frente a cada una de ellas e individualizar el tratamiento para cada paciente”.
Asimismo, la coordinadora del Programa de Investigación en Tumores Hematológicos señala que desde Ciberonc tienen el reto de poder implementar nuevas tecnologías en la rutina diagnostica de estas entidades. Todo ello con un único objetivo: “contribuir a un mejor cuidado y tratamiento de los pacientes con tumores hematológicos y establecer nuevos estándares de tratamiento aplicables en la práctica clínica diaria de nuestros enfermos”.