Los especialistas de la Unidad de Trastornos Alimentarios del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón han alertado sobre el aumento de casos de anorexia y bulimia entre adolescentes debido a la excesiva preocupación por su cuerpo. Los componentes de la Unidad han detectado un aumento de solicitudes de intervención durante el verano y aseguran que muchas familias esperan a la finalización de las obligaciones académicas para solicitar ayuda profesional.
La intervención está centralizada en recuperar una nutrición y un peso adecuados, pero lo más importancia reside en la ayuda para solucionar el conflicto existente tras el problema alimentario. La anorexia nerviosa, por ejemplo, supone la no aceptación a uno mismo. Por ello, el abordaje se realiza desde una perspectiva integral, donde el tratamiento psicológico es el eje principal de la intervención, que junto con la educación nutricional y el seguimiento psiquiátrico permiten al afectado mejorar su autoestima, además de manejar las ideas sobrevaloradas sobre la imagen corporal y reconocer la distorsión de la suya.
El año pasado, el número de pacientes con diagnóstico activo de bulimia, en el sistema de información de la Atención Primaria de la Consejería de Sanidad Universal y Salud Pública era de 4.387.
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Más del 2% de los jóvenes entre los 14 y 18 años presenta riesgo de padecer algún tipo de trastorno alimentario
El psicólogo del equipo, Ginés Llorca, ha declarado que la llegada del verano aumenta la preocupación por mostrar el cuerpo ypropicia el origen de trastornos alimentarios. Además, ha añadido que el calor y las actividades propias de la estación estival invitan a dar protagonismo al cuerpo y produce que los adolescentes intenten acelerar la pérdida de peso mediante dietas innecesarias y excesivas. Según sus palabras, más del 2% de los jóvenes entre los 14 y 18 años presenta riesgo de padecer algún tipo de trastorno alimentario.La intervención está centralizada en recuperar una nutrición y un peso adecuados, pero lo más importancia reside en la ayuda para solucionar el conflicto existente tras el problema alimentario. La anorexia nerviosa, por ejemplo, supone la no aceptación a uno mismo. Por ello, el abordaje se realiza desde una perspectiva integral, donde el tratamiento psicológico es el eje principal de la intervención, que junto con la educación nutricional y el seguimiento psiquiátrico permiten al afectado mejorar su autoestima, además de manejar las ideas sobrevaloradas sobre la imagen corporal y reconocer la distorsión de la suya.
El año pasado, el número de pacientes con diagnóstico activo de bulimia, en el sistema de información de la Atención Primaria de la Consejería de Sanidad Universal y Salud Pública era de 4.387.
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