Al igual que lo es alimentarse, hidratarse también es fundamental para que el organismo funcione de manera correcta.
Y es que, tenemos que pensar que nuestro cuerpo está compuesto de un 45-65% de agua y por eso es tan importante beber lo necesario y de forma continua para mantener un nivel de hidratación adecuado.
Hidratarse conlleva una serie de beneficios para la salud. Por ejemplo, una buena hidratación mejora el funcionamiento de los riñones como eliminadores de residuos a través de la orina, y ayuda a regular la temperatura del cuerpo, especialmente durante el ejercicio físico.
Pero no solo eso, ya que una adecuada hidratación favorece la absorción y disolución de nutrientes, a la vez que facilita la digestión y activa las enzimas esenciales para suministrar energía a nuestro organismo.
Por otro lado, una buena hidratación hace que los niveles del agua de la piel estén equilibrados y, de esta manera, la barrera protectora se vea más fortalecida y flexible, lo que lleva a que las zonas más delicadas y finas del cuerpo estén protegidas de agentes externos.
Una ingesta diaria adecuada de líquidos incluye, de forma general, 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres
Sin embargo, a pesar de todos los beneficios que conlleva hidratarse, todavía es mucha la gente que tiene una mala hidratación por no seguir las prácticas adecuadas. Así pues, una ingesta diaria adecuada de líquidos incluye, de forma general, 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres, distribuidos a lo largo del día. De estos, aproximadamente, el 80% tendría que proceder de las bebidas, incluida el agua, y un 20% de los alimentos. Es fundamental evitar la ingesta de alcohol, ya que no hidrata, sino todo lo contrario.
Otro consejo para no tener una mala hidratación es evitar salir en las horas de máximo calor, especialmente en verano; y no pasar mucho tiempo sin beber, sobre todo si vas a estar al aire libre y expuesto al sol.
Asimismo, otra pauta a seguir para no tener una mala hidratación es la de llevar siempre una botella, ya sea en el bolso o en la mochila, ya que esto te recordará que debes beber sin esperar a tener sed.
También, una adecuada nutrición con frutas y verduras variadas complementará tu hidratación correctamente, ya que el agua viene de una gran cantidad de estos alimentos. Por ejemplo, la sandía, el melón, las uvas, los melocotones y otras frutas típicas del verano, parecen haber sido diseñadas con el objetivo de calmar nuestra sed y contribuir a nuestra hidratación. Y es que, todas ellas son frutas muy acuosas, muy ricas en agua, por lo que, para calmar la sed, si no tenemos ninguna bebida a mano, una buena rodaja de sandía o de melón nos puede ayudar de forma muy sencilla.
Las bebidas con sales minerales pueden facilitar una mejor rehidratación
De la misma manera, las ensaladas, en especial las de hojas verdes y frutos como el tomate, son una excelente fuente de hidratación, ya que al comerlas estamos ingiriendo los muchos líquidos que contienen los ingredientes.
A su vez, también hay algunas bebidas que proporcionan una gran cantidad de agua, como pueden ser las infusiones, las bebidas lácteas, los refrescos light y los zumos de vegetales.
Por otro lado, las bebidas con sales minerales pueden facilitar una mejor rehidratación. Las situaciones como el calor, la sequedad ambiental y otras circunstancias especiales pueden favorecer la deshidratación. Si tienes síntomas como sed, sequedad de las mucosas y de la piel, o disminución de la cantidad de orina, las bebidas con sales minerales –en concreto, sodio- y con azúcares de absorción rápida, pueden facilitar una mejor rehidratación.