El principal obstáculo para la curación del cáncer es la aparición de metástasis y la adquisición de resistencia a los tratamientos. En este contexto, el grupo de Investigación Biomédica en Células Madre de Cáncer del Valld’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), que lidera la Dra. Matilde E. Lleonart, ha demostrado por primera vez in vivo que los antibióticos bactericidas en combinación con bloqueadores de la autofagia disminuyen el crecimiento del tumor. Lo han conseguido en un modelo animal de cáncer de mama triple negativo. Los resultados de este prometedor estudio se han publicado en la revista Molecular &CellularProteomics.
Las cancerstem cells (CSCs) son la población celular responsable del crecimiento del tumor, se les atribuye una mayor resistencia a los tratamientos actuales y también están implicadas en la aparición de las metástasis. Junto a ellas están las células resistentes, aquellas que han desarrollado cierto grado de inmunidad a los tratamientos por lo que son responsables del mantenimiento y diseminación del tumor.
Los investigadores realizaron un análisis proteómico y metabolómico de células
Con la idea de descubrir las proteínas involucradas en la adquisición de esta resistencia, los investigadores realizaron un análisis proteómico y metabolómico de células generadas en el laboratorio que se indujeron a ser resistentes a ciclofosfamida, cisplatino y doxorrubicina, los principales fármacos contra el cáncer de mama Triple-Negativo particularmente agresivo y designado como TNBC.
“Se quería comprobar si las células resistentes o quimiorestistentes tenían similitudes con las CSCs en cuanto a fenotipo y también comprobar si las dos poblaciones son dependientes de la mitocondria, como apuntan las últimas hipótesis”, explica la Dra. Matilde E. Lleonart, jefe del grupo de Investigación Biomédica en Células Madre de Cáncer del VHIR. Dicho grupo de investigación descubrió que ambas poblaciones (células resistentes y CSCs) comparten muchas características y rutas moleculares, y además, que muchas de estas vías están relacionadas con la mitocondria.
Una vez confirmado que las células CSCs y las quimiorresistentes derivadas de células de cáncer de mama triple negativo dependerían de las mitocondrias para sobrevivir, se seleccionó un antibiótico para proseguir con el estudio: el linezolid, por su capacidad de inducir disfunción mitocondrial.
Los investigadores, liderados por la Dra. Lleonart y el Dr. Alex Lyakhovich, del mismo grupo de investigación del VHIR, fueron capaces de proporcionar la primera evidencia in vivo que demuestra que linezolid suprime la tasa de crecimiento del tumor y que va acompañada por un aumento de la autofagia (proceso regenerativo que controla la supervivencia celular y, en el caso del cáncer, favorece su crecimiento y las metástasis).
Primera evidencia in vivo de que el antibiótico linezolid suprime la tasa de crecimiento del tumor y aumenta la autofagia
En este sentido, y guiados por un trabajo previo del grupo que sugería que el tratamiento simultáneo con antibióticos específicos y bloqueadores de autofagia podía tener un gran valor terapéutico, demostraron que los antibióticos bactericidas utilizados en combinación con bloqueadores de autofagia disminuyen el crecimiento del tumor.
“Este estudio coloca a las mitocondrias en el centro de atención de la terapia contra el cáncer y a los antibióticos como agentes efectivos para eliminar la CSCs y las células resistentes” apunta la Dra. Lleonart, Por tanto, los investigadores proponen la administración combinada de un antibiótico y un inhibidor de la autofagia para detener el crecimiento tumoral y eliminar la población específica de células resistentes.
Eliminar esta población que hasta ahora se escapa a los tratamientos que existen es muy importante tanto desde el punto de vista clínico como de la progresión de la enfermedad. Y poder hacerlo utilizando antibióticos ya comercializados de los que se conoce su posología, toxicidad, etc. abre la puerta al reposicionamiento de fármacos en el tratamiento del cáncer.
Este estudio ha contado con financiación del Ministerio de Sanidad a través del Instituto de Salud Carlos III y el apoyo de la Fundación de la Asociación Española contra el Cáncer.