La acumulación excesiva de grasa en diferentes partes del cuerpo, como los glúteos o las piernas, es un problema propio del mundo moderno. Afortunadamente, es posible eliminarla por medio de una buena dieta y actividad física regular. Pero no sucede así en los pacientes con lipedema. Una enfermedad responsable del acúmulo desproporcionado de grasa en los miembros inferiores que no desaparece con buenos hábitos de vida. Este "mal", casi exclusivamente femenino, causa dolor, pesadez en las piernas y problemas de autoestima. Pese a no tener cura, existen diferentes alternativas para aliviar los síntomas y mejorar su estética.
La cuestión estética no es un problema menor. Como explica la médico especialista en cirugía plástica, reparadora y estética del Instituto Ruiz Castilla, del Hospital Quirónsalud Barcelona, Marta Yuste, el lipedema (que también puede afectar los brazos) "roba" al aspecto normal de las piernas hasta que adquieren la forma de una “columna griega”. Todo por culpa de un acúmulo de grasa que afecta a ambas extremidades y de forma simétrica. “Se pierden las convexidades y concavidades de la pierna y solo las volvemos a recuperar a la altura del pie”, detalla la clínico.
La grasa de las personas afectadas por el lipedema, se estima que entre el 5 y el 10% de las mujeres sufren este problema, no es una grasa normal. Es muy resistente tanto a la dieta como al ejercicio y causa dolor. “Suelen tener dolor a la palpación de la pierna y además fragilidad capilar, enseguida les salen moratones. Aparte, son pacientes que sienten mucho cansancio y pesadez en sus piernas”, explica la médico especialista.
El lipedema se caracteriza por el acúmulo desproporcionado de grasa en los miembros inferiores
Así, la enfermedad se distingue de otras como la obesidad o el linfedema, la acumulación anormal de líquido en el tejido blando debido a una obstrucción en el sistema linfático. Aunque ambas pueden coexistir junto con el lipedema. Una afección que, aunque se recoge en la literatura médica desde los años 40, no fue hasta 2018 cuando fue descrita como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El lipedema es un problema de causa desconocida, aunque se asocia con factores genéticos y hormonales, que comienza en la pubertad. “Toda la vida he tenido las piernas así”, es la frase más repetida por las pacientes que atiende Marta Yuste. Según indica, a la hora de diagnosticar la enfermedad, “normalmente siempre pedimos un estudio de los vasos linfáticos, para descartar un linfedema, y un estudio de las venas de las piernas mediante una ecografía doble”.
En caso de coexistir varias enfermedades, primero se centran en ellas y luego en el lipedema, donde se apuesta por un abordaje multidisciplinar. Así lo explica la médico especialista: “Primero empezamos por el tratamiento no quirúrgico, con una buena dieta y el ejercicio físico que podamos. De forma que normalizamos el peso de la paciente: es muy poco frecuente que venga pacientes muy delgadas con un lipedema claro”. De acuerdo con la especialista, la dieta y el ejercicio, si bien no eliminan el acúmulo de grasa, son de ayuda para evitar que su condición empeore. “También son útiles las medias compresivas, masajes y medidas posturales o ducharse con agua fría en las piernas”, añade.
LA LIPOSUCCIÓN COMO MEJORA ESTÉTICA
En cuanto al tratamiento quirúrgico, la liposucción mejora la estética de sus piernas, esto es, hacer que las piernas vuelvan a parecer piernas. “Y el hecho de verse bien por fin hace que mantengan los buenos hábitos, la dieta y el ejercicio”, destaca la médico especialista de Quirónsalud. Quien detalla que existen múltiples técnicas de liposucción capaces de tratar este problema. “Disponemos de liposucciones asistidas por agua (agua a presión), por radiofrecuencia, ultrasonidos o láser. Facilitan el trabajo del cirujano y hacen que el resultado quirúrgico sea mejor”, indica.
En una liposucción normal, se obtienen resultados a partir de las seis semanas. En cambio, en los pacientes con lipedema la recuperación es más lenta, entre dos o tres meses. Y aún hay más, los resultados dependen de la buena actitud del paciente. “Necesitamos que se impliquen mucho, que se hidraten la piel y hagan un buen masaje. Les hacemos mucho seguimiento, hay que verlas casi cada semana”. Pero merece la pena: “Las pacientes explican que no tienen tanto dolor, que se encuentran más ligeras. La impresión de las pacientes es que mejoran en todos los ámbitos”.