El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. Además, en los últimos años, esta situación se ha visto agravada, especialmente a raíz de la pandemia de Covid-19. Aunque cuando se piensa en conductas suicidas, lo primero que viene a la mente son personas adultas con problemas de salud mental, cada vez más niños tienen pensamientos o intentos autolíticos. Pese al desconocimiento de esta realidad, no están solos: existen, además de profesionales, líneas de ayuda como las de la Fundación ANAR. Estos recursos prestan asistencia a todo aquel que necesite ayuda, pero también suponen un gran pilar en la prevención del suicidio, una forma de responder a esta problemática que celebra su Día Mundial el 10 de septiembre.
La Fundación ANAR cumple la labor de dar respuesta inmediata a cualquier problema que pueda afectar a un menor. “Desde el año 1994, las Líneas de AyudadeANAR están para dar respuesta inmediata a cualquier problema o consulta que tiene que hacer un menor, sea cual sea el motivo de su preocupación”, explica en ConSalud.esDiana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda de Fundación ANAR.
Desde entonces, todos los años llegan más de 250.00 peticiones de ayuda y, en los dos últimos años, los problemas de salud mental son el principal motivo de consulta online de los niños y adolescentes, alcanzando el 42,9% de todas sus consultas. En este contexto, el problema principal de las consultas por problemas de salud mental ha sido la conducta suicida, entendida como intento de suicidio o ideación suicida.
"En el año 2023 atendimos unos 5.198 casos, lo que supuso un incremento del 14% con respecto al año anterior"
“En el año 2023 atendimos unos 5.198 casos, lo que supuso un incremento del 14% con respecto al año anterior. De ellos, 1.272 ya habían iniciado el proceso autolítico cuando nos llamaron, pero gracias a que acudieron a las Líneas de Ayuda pudimos revertir esa situación”. Precisamente, las líneas de ayuda telefónicas juegan un papel fundamental en la prevención del suicidio. “Los menores de edad muchas veces llaman para consultar cualquier motivo de preocupación, y aquí tiene que haber expertos en infancia y que conozcan todas las temáticas para poder abordarlas, porque para prevenir el suicidio hay que abordar las problemáticas que llevan a él”.
La experta señala que la conducta suicida es multifactorial y multicausal, y parte de situaciones de crisis que el adolescente entiende que no puede resolver. Por ello, cuando llama un menor, se hace una evaluación exhaustiva. “Nos cuentan distintas problemáticas que les llevan a tener pensamientos o intentos de suicidio. Cada caso es único y va a ser tratado como tal”. En los casos menos graves, el siguiente paso es derivar a los profesionales del entorno del niño y explicarle cómo puede acceder a dicho profesional. Sin embargo, en el caso de las urgencias no hay tiempo para hacer dicha evaluación en profundidad. “En estas situaciones tratamos de recabar la ayuda de los equipos de emergencia del 112, con los que colaboramos diariamente”.
Todas las problemáticas son atendidas las 24 horas del día de manera confidencial, anónima y con un equipo de profesionales, siempre psicólogos, apoyados por abogados y trabajadores sociales. Además, la Fundación dispone también de un chat, al que recurren muchos niños a raíz de la pandemia.
"Después de la pandemia empezaron a llegar la mayoría de casos, especialmente causados por el aislamiento"
“Después de la pandemia empezaron a llegar la mayoría de casos, especialmente causados por el aislamiento. También parte de situaciones de violencia que incluso se dan en los entornos donde viven los menores de edad: situaciones de maltrato o de acoso escolar, agresiones sexuales o violencia de género. Es decir, violencias previas y que en el confinamiento se pudieron recrudecer en un periodo de aislamiento”.
Paralelamente a esto, entraron en juego las redes sociales e Internet, que muchas veces pueden suponer un importante factor de riesgo, según la directora de las Líneas de Ayuda. “Entraron en contacto con información muy perjudicial, tanto a nivel nacional como internacional. Los menores entran en contacto con otros que comparten procedimientos nocivos como las autolesiones, que muchas veces son la antesala de la conducta suicida. También destacan los trastornos de la conducta alimentaria, problemas de ansiedad y depresión previos. En las redes sociales supone también un problema la imitación y la réplica de los modelos de referencia nocivos, algo de lo que tienen que estar muy pendientes los familiares”.
Por otro lado, a estos recursos no solo acceden niños, sino también sus familiares. “Aquí es muy importante poner el foco en la prevención. Muchas veces las familias no validan las emociones necesarias que un adolescente puede tener ante una situación de su día a día y no se les da importancia”. Además, es fundamental prestar atención a cómo se comporta el niño, si está muy aislado en su habitación y ya no se relaciona igual con sus amigos. “También hay que tener en cuenta los factores que protegen al menor del suicidio, como por ejemplo los lazos afectivos sólidos o disminuir los conflictos en las relaciones familiares”. La experta concluye que sentirse querido y aceptado es determinante.