Límites en el derecho a la intimidad de los pacientes

Redacción | Madrid

En el caso de la auxiliar de enfermería contagiada por Ébola, Teresa Romero, se han puesto sobre la mesa dos aspectos fundamentales relacionados con el derecho a la intimidad de los pacientes. Por un lado, la difusión de imágenes de la paciente dentro del hospital, y por el otro, la necesidad de informar sobre su estado de salud a pesar de la inicial negativa de la auxiliar.

El interés por saber y el derecho a estar informado puede interferir, de este modo, en la esfera privada de una persona, algo que escapa a la propia Ley de Protección de Datos, al hablar de ella como alguien que se encuentra hospitalizado. Los expertos señalan la Ley de Autonomía del Paciente para encontrar la definición sobre esta cuestión.

De este modo, se establece un "reconocimiento de derechos a favor del paciente que se traducen en un derecho a la información de él mismo e información sanitaria y el respeto al derecho a su intimidad y a la autonomía", según afirman especialistas de Lex Sanitaria.

Además, este derecho a la intimidad manifiesta que el titular indiscutible de la información asistencial es el propio paciente, y ésta " puede hacerse más o menos restrictiva y/o extensiva según las circunstancias del proceso asistencial del que se trate".

Teniendo en cuenta el caso de la paciente que ha sufrido Ébola, los expertos afirman que "la ley no nos permite restringir el derecho a la información puesto que es ella misma quien dedica un artículo al Derecho a la Información Epidemiológica, ampliando de esta forma el rango de personas que tienen derecho a la información sobre la salud de un paciente a toda la ciudadanía, cumpliendo una serie de parámetros más que razonables y que en caso de sobrepasarse entendemos podríamos estar rozando la línea que circunscribe el perímetro de la intimidad de un paciente con el derecho a la información de todos".


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