Las personas mayores de 75, las que más tardan en pedir ayuda ante un infarto

Según un estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario San Juan de Alicante, existe un mayor retraso en la cadena asistencial de las personas mayores ante un infarto.

Las personas mayores de 75, las que más tardan en pedir ayuda ante un infarto
Las personas mayores de 75, las que más tardan en pedir ayuda ante un infarto
CS
2 septiembre 2017 | 16:00 h
Al sufrir un infarto de miocardio agudo, los pacientes ancianos se demoran más en contactar con el medio sanitario que aquellos más jóvenes, según se desprende del estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología. Por lo que, esta tardanza hasta que se les realiza la reperfusión, el procedimiento por el que se abren las arterias bloqueadas para restablecer el flujo sanguíneo de nuevo, hace que estos pacientes puedan presentar más complicaciones.

El objetivo principal de este estudio, llevado a cabo entre febrero de 2013 y junio de 2017 y que incluyó a 1.134 pacientes, era comparar los retrasos en la cadena asistencial en la población anciana respecto a la no anciana. Es decir, comprobar si estos retrasos eran reales y localizar dónde se encontraba este desfase de tiempo.

El grupo de mayores de 75 años era con diferencia el que más tardaba en recibir la reperfusión
Para ello, los investigadores analizaron el retraso en cada fase de la cadena de asistencia en una cohorte de pacientes del sistema regional de atención al infarto de miocardio en función de la edad. De esta manera, se observó que el grupo de mayores de 75 años era con diferencia el que más tardaba en recibir la reperfusión.

Como explica la doctora Clara Gunturiz Beltrán del Hospital Universitario Clínico San Juan y una de las autoras del estudio, “este resultado nos muestra la supuesta raíz del problema y, con ello, resalta la importancia de promover la difusión de la información adecuada acerca de la enfermedad, concienciar a la población de cuándo y cómo pedir ayuda y de la necesidad de hacerlo lo antes posible”.

El principal factor determinante del retraso del tratamiento se debe a un tiempo más prolongado hasta el primer contacto médico después de la aparición de los síntomas. Además, el retraso es aún mayor en los pacientes que van directamente al hospital. Aunque también se detectó una pequeña diferencia en tiempo al realizar el diagnóstico, el gran desfase temporal correspondía a lo que tardaba el paciente anciano en dar parte a los servicios sanitarios.

"El paciente anciano intenta no molestar a la familia y, por ello, tolera el dolor"
Como apunta el doctor López Palop, jefe de la Unidad de Hemodinámica de Hospital Universitario San Juan de Alicante y otro de los autores del estudio, “una de las causas, que podría propiciar este retraso que hemos detectado, es que el paciente anciano intenta no molestar a la familia y, por ello, tolera el dolor pensando que se trata de algo pasajero, evitando así su traslado a un centro hospitalario con todo lo que ello conlleva.

Asimismo, uno de los principales problemas que ocurren con este tipo de pacientes es que no reconocen fácilmente los síntomas de infarto, ya que, por su naturaleza, pueden dar lugar a confusión. En este sentido, el doctor explica: “Los síntomas varían ligeramente en pacientes ancianos. En ellos es más frecuente la sensación de ahogo o disnea y el dolor se suele localizar más en la zona del estómago en vez de en el pecho. Por ello, la tolerancia al dolor es mayor dado que no se asocia con temas cardiacos. Si a esto sumamos lo que hemos comentado anteriormente, todo ello hace que no se active el sistema con la celeridad que debería”.
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