Un estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología revela que las mujeres con fibrilación auricular (FA) tratadas con intervencionismo coronario y anticoagulantes podrían estar infratratadas respecto a los hombres porque tienen más factores de riesgo y por lo tanto peor pronóstico. El objetivo de este trabajo era comprobar si había diferencias en cuanto al sexo respecto a los eventos adversos, es decir, sufrir un ictus o un exceso de sangrado.
Para la realización de este estudio multicéntrico prospectivo, que incluyó a 1.021 pacientes, de las cuales 253 eran mujeres con FA, se les hizo un seguimiento a los pacientes durante un año. De esta manera, "vimos que las pacientes tenían el doble de riesgo tromboembólico y hemorrágico estimados por los marcadores CHA2DS2-VAS y HAS-BLED respectivamente, siendo estos marcadores superiores a los hombres", señala la doctora Antonia Sambola del Servicio de Cardiología del Hospital Vall d'Hebron y una de las autoras del estudio.
La anticoagulación es un tema complejo, que depende de muchos factores, por lo que debe ser ajustado con más precisión en el caso de las mujeres como se desprende de esta investigación. Así lo afirma la doctora Sambola ya que apunta que “estos resultados demuestran que se debería adecuar mejor el tratamiento a las características de las mujeres, haciendo un mayor uso de los anticoagulantes de acuerdo a sus parámetros tromboembólicos y hemorrágicos".
Además, en nuestra población, según indica la doctora "las mujeres tienen un peor perfil de riesgo cardiovascular y de sangrado. Puesto que tienen más hipertensión, más diabetes e infartos agudos previos con más frecuencia que los hombres por lo que el tratamiento debería ser un diferente”.
Por lo tanto, como concluye la especialista, “probablemente, en las mujeres el uso de los nuevos anticoagulantes orales de acción directa sean más protectores en cuanto a evitar el sangrado, pero no lo sabemos. Es una hipótesis. A muchas mujeres no se les anticoagula porque son mayores y piensan que se van a caer y tienen más ictus”.
Para la realización de este estudio multicéntrico prospectivo, que incluyó a 1.021 pacientes, de las cuales 253 eran mujeres con FA, se les hizo un seguimiento a los pacientes durante un año. De esta manera, "vimos que las pacientes tenían el doble de riesgo tromboembólico y hemorrágico estimados por los marcadores CHA2DS2-VAS y HAS-BLED respectivamente, siendo estos marcadores superiores a los hombres", señala la doctora Antonia Sambola del Servicio de Cardiología del Hospital Vall d'Hebron y una de las autoras del estudio.
"En algunos casos, no se les indicó anticoagulación y por ello tuvieron mayor incidencia de ictus"
Sin embargo, la doctora Sambola explica que "el tratamiento antitrombótico que habían recibido no era diferente, excepto en que un número menor de mujeres habían tomado los anticoagulantes orales de acción directa (Acods). En algunos casos, no se les indicó anticoagulación y por ello tuvieron mayor incidencia de ictus, mientras que en otros casos, probablemente recibieron una dosis inadecuada de anticoagulación ysangraron con más frecuencia”.La anticoagulación es un tema complejo, que depende de muchos factores, por lo que debe ser ajustado con más precisión en el caso de las mujeres como se desprende de esta investigación. Así lo afirma la doctora Sambola ya que apunta que “estos resultados demuestran que se debería adecuar mejor el tratamiento a las características de las mujeres, haciendo un mayor uso de los anticoagulantes de acuerdo a sus parámetros tromboembólicos y hemorrágicos".
Además, en nuestra población, según indica la doctora "las mujeres tienen un peor perfil de riesgo cardiovascular y de sangrado. Puesto que tienen más hipertensión, más diabetes e infartos agudos previos con más frecuencia que los hombres por lo que el tratamiento debería ser un diferente”.
Por lo tanto, como concluye la especialista, “probablemente, en las mujeres el uso de los nuevos anticoagulantes orales de acción directa sean más protectores en cuanto a evitar el sangrado, pero no lo sabemos. Es una hipótesis. A muchas mujeres no se les anticoagula porque son mayores y piensan que se van a caer y tienen más ictus”.