Los pacientes preferían habitaciones individuales por el confort y la privacidad, pero al mismo tiempo afirmaban tener una mayor sensación de aislamiento que en habitaciones compartidas
Así lo pone de manifiesto un informe encargado por la Consejería de Sanidad de Aragón, en respuesta a una Proposición No de Ley que presentó Podemos ante las Cortes después de que varias asociaciones de vecinos pidieran más habitaciones individuales en los nuevos hospitales de Teruel y Alcañiz, como medida para garantizar la intimidad, reducir los contagios o evitar errores en la medicación en los hospitales.No obstante, el informe elaborado por Sanidad, al que ha tenido acceso Consalud.es, y que hace una revisión bibliográfica de la literatura científica internacional al respecto, concluye que la evidencia relacionada con el efecto de las habitaciones individuales sobre medidas concretas de resultados de salud en los pacientes “no permite decir con certeza que el tipo de habitación tenga relación con las tasas de infección o la duración de la estancia hospitalaria, ni siquiera que la habitación individual aumente significativamente la satisfacción de los pacientes”.
Entre los diferentes estudios analizados, el informe se centra en una investigación publicada en el National Institute for Health Research inglés en 2015, en la que se analiza el impacto de pasar de las tradicionales plantas con habitaciones compartidas a un modelo de hospital donde todas las habitaciones son individuales, en un centro de nueva construcción.
PROS Y CONTRAS
Comparando el antes y el después, mediante una serie de parámetros sanitarios y de encuestas a los profesionales del centro, los resultados revelaban que la plantilla informó que la organización en habitaciones individuales aportaba mejoras en el confort y privacidad de los pacientes. Sin embargo, en su opinión, la visibilidad y monitorización de los pacientes, el trabajo en equipo, la seguridad y la cercanía con los mismos se vio perjudicada.
Además, según el estudio recogido por la Consejería de Sanidad aragonesa, la atención personalizada a los pacientes y la discusión de los cuidados entre médicos se veían dificultadas. Por otro lado, las distancias a recorrer por las enfermeras en su labor cotidiana se incrementaron significativamente. “Las tareas de enfermería no se modificaron, pero sí hubo que adaptar las formas de trabajo existentes, y las enfermeras no se sentían preparadas para ello”, añade el informe.
En definitiva, los profesionales sanitarios apostaban por un modelo que integrara tanto camas individuales como habitaciones compartidas, lo que les permitiera una mayor flexibilidad.
En lo que respecta a los pacientes, por su parte, aunque estos declararon preferir las habitaciones individuales por razones de privacidad, también refirieron tener una mayor sensación de aislamiento que cuando estaban en habitaciones compartidas. Incluso, según concluye el informe, los costes de limpieza y mantenimiento de las instalaciones y servicios de “hostelería” del hospital se vieron incrementados con este modelo.
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