Con el fin del verano llega una época temida para muchos niños y, cada vez más, padres: la vuelta al cole. Entre el 5 y el 11 de septiembre, en función de la Comunidades Autónomas y del nivel educativo, más de seis millones de niños, niñas y adolescentes volverán a las aulas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria. Se trata de una fecha señalada también para los profesionales que atienden a la población infantil, incluidos los pediatras de Atención Primaria.
Por ello, este año 2024, la Asociación Española de Atención Primaria (AEPap) quiere poner el foco en un grupo de niños que suele presentar mayores dificultades en su adaptación al entorno escolar, pero para los que la escolarización es clave: los menores con trastornos del neurodesarrollo. Además, es importante poner el foco en estos trastornos y problemas de aprendizaje, pues algunos han experimentado un aumento en los últimos años, especialmente tras la pandemia.
“Se conoce como neurodesarrollo la maduración física y emocional normal de un niño o niña desde que nace hasta su adolescencia. Un niño tiene un desarrollo madurativo neurológico o psicomotor normal si adquiere las habilidades correspondientes a su edad. Es decir, adquiere sus capacidades motoras, cognitivas, sensoriales, de lenguaje y comunicación a la edad que lo hace la mayoría de los otros niños. Esta evolución es variable, no es igual en todos los niños”, explica el Dr. Pedro Gorrotxategi, presidente de AEPap.
Dr. Gorrotxategi: “Es muy importante la labor del pediatra para que cuando el menor con uno de estos trastornos inicie la escolarización tenga realizado el diagnóstico y pueda recibir la orientación y las ayudas necesarias”
En este sentido, los trastornos del neurodesarrollo incluyen los trastornos de las capacidades motoras (trastornos del aprendizaje no verbal o la parálisis cerebral), cognitivas (disminución de la capacidad intelectual o síndromes como el de Down), sensoriales (problemas de audición y visión), del lenguaje (retrasos en la adquisición del lenguaje), de la comunicación (Trastorno del Espectro Autista) y otros cuadros (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad).
Para abordar de manera correcta el tratamiento y el aprendizaje de estos niños, “es muy importante la labor del pediatra de Atención Primaria para que cuando el menor con uno de estos trastornos inicie la escolarización tenga realizado el diagnóstico de las diversas patologías y pueda recibir la orientación y las ayudas necesarias”, subraya el presidente de AEPap. Además, en lo relativo al adecuado abordaje en la escuela, la Dra. Teresa Cenarro, vicepresidenta de AEPap, apunta que “todos estos cuadros tienen que tener una atención diferenciada en la escuela”.
Así, el niño debe recibir una educación lo más personalizada e integradora que se pueda en cualquier centro educativo, y el número de alumnos por aula no debe ser muy alto, sin exceder la ratio que consta en la normativa vigente. “La escuela es un lugar de aprendizaje académico y social. Es importante que el niño esté cómodo y que tenga un grupo de amigos con los que pueda compartir juegos, aficiones y actividades extraescolares”, destaca la Dra. Cenarro. El profesorado también debe mostrarse cercano tanto a los niños como a sus familiares, y es recomendable que esté dispuesto a colaborar “y que exista una relación directa de los tutores con el equipo pediátrico de Atención Primaria”, indica la vicepresidenta de AEPap.
Dra. Cenarro: "La escuela debe ser un lugar de integración donde los niños y niñas con un trastorno del neurodesarrollo o problema de aprendizaje encuentran un lugar donde desarrollarse"
Desde la Pediatría de AP, en lo relativo a casos de trastornos del neurodesarrollo, “se elabora un plan de cuidados para los niños con estas enfermedades para que sea una referencia para padres y profesores en su trato diario”, explica el Dr. Gorrotxategi. Asimismo, “es importante realizar un seguimiento y seguir consejos de prevención de complicaciones, para garantizar el derecho a la educación de estos menores. En definitiva, junto con los profesores y familias, podemos trabajar para asegurar que los trastornos del neurodesarrollo interfieran lo menos posible en la actividad académica del niño o niña”, concluye.
Finalmente, la Dra. Cenarro insiste en que “el ámbito escolar debe ser un lugar seguro y feliz para los niños”. El papel del colegio es fundamental, ya que es donde los niños pasan entre cinco y ocho horas al día, y también lo es el papel del pediatra de AP en la orientación y corresponsabilidad de la atención.
“La escuela debe ser un lugar de integración donde los niños y niñas con un trastorno del neurodesarrollo o problema de aprendizaje encuentran un lugar donde desarrollarse y, a la vez, los niños y niñas sin estos problemas crecen en la diversidad, y proporcionan seguridad y amistad al alumnado con alguna dificultad”. Un objetivo para el que los pediatras de AEPap están dispuestos a colaborar.