A día de hoy, el tratamiento de primera opción para combatir un gran número de cánceres es la quimioterapia, una técnica que se basa en la incorporación al torrente sanguíneo de una serie de fármacos que destruyen las células malignas y que posee una eficacia indiscutible. Sin embargo, este proceso también desencadena una multitud de efectos secundarios. Esto se produce porque el tratamiento acomete contra las células sanas, lo que tiene un impacto directo en la salud de los pacientes.
Los profesionales de Oncología simultanean esta técnica con la radioterapia. A diferencia de la quimioterapia, este es un tratamiento exclusivamente local, es decir, solo actúa sobre la zona que se irradia sin influir en el resto del organismo, de forma similar a la cirugía. En este sentido, en muchas ocasiones se combinan la quimioterapia y la radioterapia con el objetivo de conservar el órgano sin disminuir el porcentaje de curación.
Los mejores resultados de la inmunoterapia han sido en tumores como el pulmonar o los melanomas, aunque también hay buenos resultados en leucemias
No obstante y desde hace unos años, existe un método que ha revolucionado el tratamiento del cáncer: la inmunoterapia. Esta técnica se basa en la utilización de sustancias producidas por el cuerpo o fabricadas por el laboratorio para mejorar o restaurar la función del sistema inmunitario. En este contexto, el tratamiento busca que el sistema inmunitario se enfrente a las células malignas como si lo estuviese haciendo contra unidades morfológicas infectadas por virus.
Sus mejores resultados han sido en tumores como el pulmonar o los melanomas, aunque también hay buenos resultados en leucemias. La evidencia científica está demostrando que una de las mejores opciones son las terapias CAR-T, un tratamiento en el que las unidades morfológicas del sistema inmunitario conocidas como células T, se modifican en laboratorio para que ataquen a las cancerosas. Para ello, los especialistas añaden el receptor de antígeno quimérico (CAR, por sus siglas en inglés chimeric antigen receptor) con el propósito de que las citadas células T se adhieran a las malignas y las destruyan.
Buena prueba de ello es que el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social está estudiando la posibilidad de incorporar esta terapia en la Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS). En Reino Unido, el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés National Health Service) ha llegado a un acuerdo con la compañía farmacéutica Novartis para suministrar este tratamiento a niños y jóvenes con leucemia linfoblástica aguda.