El 14 de febrero se celebra el Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas, un grupo de enfermedades caracterizadas por la presencia de alteraciones estructurales del corazón o grandes vasos intratorácicos que producen o pueden potencialmente producir consecuencias funcionales. Estas se deben a defectos en la formación del corazón o grandes vasos durante el periodo embrionario.
La incidencia de esta patología se ha mantenido estable durante los últimos años entre 8 y 10 casos por cada 1.000 gestaciones, indica a ConSalud.es el Dr. Enrique José Balbacid Domingo, presidente electo de la Sección de Cardiopatías Congénitas y Cardiología Infantil de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Pero en los datos de recién nacidos vivos con cardiopatías congénitas hemos visto una reducción de entre un 70 y un 80% debido a la precisión del diagnóstico prenatal”, añade.
El diagnóstico precoz permite conocer el tipo de cardiopatía, gravedad y pronóstico tanto en el nacimiento como a largo plazo
“Gracias al diagnóstico precoz cada vez estamos más seguros de qué cardiopatía tiene el feto, de su gravedad y del pronóstico que va a tener tanto en el momento de nacimiento como a largo plazo”, explica el Dr. Balbacid. No obstante recuerda que la prevalencia de las cardiopatías congénitas “no dejan de crecer pero se dan más en adultos que en niños, ya que la epidemiología de esta enfermedad se va trasladando a la vida adulta”. El experto vaticina que “en tres o cuatro décadas probablemente, los adultos que ahora tienen cardiopatías congénitas habrán fallecido, y los niños que son ahora cardiópatas serán los últimos adultos con cardiopatías congénitas en nuestro entorno”.
La importancia del diagnóstico prenatal es tal que el experto apunta que “significa nacer o no nacer”. Explica que en los casos en los que se decide llevar a término la gestación supone programar la vía del parto, el momento del parto, el centro donde se va a producir el nacimiento porque algunas de estas cardiopatías pueden requerir la asistencia por parte de especialistas por ejemplo de hemodinámica en niños o ingresos en unidades de cuidados intensivos de neonatos.
“Se ha avanzado mucho durante los últimos años en el abordaje prenatal, tanto en recursos humanos como materiales”
La causa de la cardiopatía congénita es multifactorial: pueden ser genéticas formando parte de otros síndromes o la edad de los padres o la forma de gestación. El abordaje prenatal es un aspecto que se ha desarrollado mucho, reconoce el experto, y “en el que se ha puesto más empeño se le han dedicado más recursos humanos y materiales”. El Dr. Balbacid apunta que actualmente se dispone de ecógrafos con capacidad diagnóstica, pruebas distintas a la ecografía aplicadas a la vida prenatal como la resonancia, y entre los recursos humanos “ahora se colabora de una forma más estrecha con los equipos de obstetricia y equipos mixtos donde participan cardiólogos infantiles que son profesionales con experiencia amplia en imagen y a veces con dedicación exclusiva al diagnóstico e intervencionismo prenatal”, detalla.
“En la actualidad todos los niños pasan por unos cribados muy exhaustivos que incluyen las cardiopatías congénitas y que lo llevan a cabo obstetras y cardiólogos de la mano”. El Dr. Balbacid apunta que con estas pruebas se trata de: identificar cuál es el problema, dar un pronóstico para decidir si la gestación va a seguir o no adelante, y en caso afirmativo pero programar las actuaciones pertinentes.
Con las intervenciones disponibles en la actualidad, el experto apunta que “la supervivencia de los niños con cardiopatías congénitas se aproxima al 90 por ciento hasta la edad adulta”. Además apunta que los adultos con estas cardiopatías “cada vez viven más tiempo”.
AVANCES Y RETOS
Durante los últimos años, el Dr. Balbacid destaca las mejoras muy notables en el diagnóstico prenatal, en la supervivencia, en los procedimientos percutáneos entre los que destacan los recambios valvulares por cateterismo así como de las unidades de electrofisiología especializada, de insuficiencia cardíaca con la inclusión de estos pacientes en programas de trasplantes.
Entre los retos que se deberían afrontar el experto señala la necesidad de realizar más ensayos clínicos del tratamiento médico así como abordar “la transición entre las unidades que cuidan a los niños con cardiopatías congénitas, a los servicios de cardiología de adultos que a veces está un poco desorganizado, y se trata de un periodo vulnerable en la vida de cualquier persona por la edad que tiene una enfermedad crónica grave y con un pronóstico a veces desconocido”. El experto apunta que se trata de un momento de transición en el que los pacientes pueden necesitar el apoyo de otros profesionales como psiquiatras, ginecólogos, médicos digestivos u otros profesionales que tienen que participar en el cuidado de la salud ya en su vida adulta.
El trabajo en el campo de las cardiopatías congénitas de la última década han logrado que los avances en el diagnóstico y tratamiento mejoren el pronóstico y la supervivencia hasta la edad adulta de forma que en la mayoría de las cardiopatías congénitas la esperanza media de vida es prácticamente comparable a la de la población general.