Los jóvenes y adolescentes no mejoran en salud mental. Al menos uno de cada siete adolescentes sufren un trastorno mental, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A esto hay que sumarle que las tasas de depresión y ansiedad en estas edades son muy elevadas. Esto obliga, como recomienda la OMS, a aumentar de manera urgente la inversión en todos los países para hacer frente al estado de la salud mental en los más jóvenes.
“La salud mental infanto-juvenil es una de las asignaturas pendientes de la sanidad española”, afirma Nel González, presidente de la Confederación Salud Mental España en una entrevista a ConSalud.es por el Día Mundial de la Salud Mental que se celebra este 10 de octubre. Es cierto que “cada vez se identifican más problemas de salud mental porque existe una mayor visibilización y sensibilización sobre la salud mental”, como matiza González. Pero aún así, es necesario poner en marcha diferentes líneas de actuación para mejorar los datos.
“Casi el 60% de las personas jóvenes dice haber tenido algún problema de salud mental en el último año, un dato que aumenta exponencialmente desde 2017, cuando solo el 28,4% decía haberlo tenido”
Unos datos que han empeorado en los últimos años. “Casi el 60% de las personas jóvenes dice haber tenido algún problema de salud mental en el último año, un dato que aumenta exponencialmente desde 2017, cuando solo el 28,4% decía haberlo tenido”, informa el presidente de la entidad según los datos del Barómetro Juvenil 2023 de la FAD.
También crecen los fallecimientos por suicidio. “En 2022 fallecieron por suicidio 75 personas entre los 15 y los 19 años, un 41% más que el año anterior”, sostiene González. Sin embargo, “entre los 10 y los 14 años, no obstante, la tasa ha descendido a casi la mitad”, indica, aunque se siguen produciendo intentos de suicidio y, en mayor grado, se dan en el grupo de jóvenes entre 18 y 24 años.
No obstante, González insiste en “hacer hincapié en que los jóvenes no es un colectivo uniforme, sino un grupo atravesado por factores que determinan su mayor o menor vulnerabilidad en material de salud mental”. Podemos hablar, por tanto, de cómo influyen en estos grupos el nivel socioeconómico, el género, su etnia, la raza, la orientación, su identidad sexual o la discapacidad. Un ejemplo son los datos del informe ‘Equilibristas’, que afirma que “más del 55% de las personas jóvenes con dificultades económicas tienen problemas de salud mental”, siendo muy difícil para muchas de ellas recibir apoyo psicológico. “La terapia no es asequible para muchas personas”, indica.
MÁS ESTRATEGIAS EN PRO DE LA SALUD MENTAL
Debido a las dificultades en el acceso a la salud mental, desde la Confederación proponen crear más estrategias para mejorar estos datos. “La educación emocional debería formar parte del currículo educativo, desde la infancia. Esto es, que se ponga a disposición de las niñas y los niños, las personas adolescentes y jóvenes, la posibilidad de conocer, aprender y entrenarse en habilidades emocionales que les prepare para afrontar diferentes situaciones que acontezcan en sus vidas”, matiza el presidente de la entidad.
Pero además de fortalecer la salud mental en el ámbito educativo, también es importante el rol de las familias. “Son, junto con la escuela, los principales agentes socializadores”, explica el presidente de la Confederación. A esto se suman los mensajes que reciben de otros canales. “También influyen los mensajes que les llegan desde los medios de comunicación, a través del arte, la cultura, el deporte…”, subraya.
“Entre estos recursos, se necesita apoyar a las familias que afrontan una situación, en muchos casos, desbordante, para evitar el peregrinaje de recurso en recurso”
Y, por último, los servicios públicos necesitan más recursos en este ámbito. “La creación de una especialización en psiquiatría infanto-juvenil y el decreto que establece la titulación de especialista en Psiquiatría Infantil y Adolescencia satisface una de las principales demandas de Salud Mental España en este ámbito”, subraya González. Sin embargo, estos profesionales especializados deben contar con “recursos” para poder “desarrollar adecuadamente su labor”.
“Desde la Confederación exigimos una adecuada atención social y sanitaria, individualizada y de calidad, a las personas con problemas de salud mental dentro del ámbito comunitario”, indica Nel. “Entre estos recursos, se necesita apoyar a las familias que afrontan una situación, en muchos casos, desbordante, para evitar el peregrinaje de recurso en recurso”, concluye.