La proteína GRK2 está implicada en el desarrollo de patologías como el fallo cardiaco o la obesidad. Un estudio colaborativo del Ciber, publicado en la revista BBA - Molecular Basis of Disease, señala ahora que esta proteína juega un papel muy importante en pacientes con hígado graso no alcohólico, una enfermedad que afecta ya al 5% de la población española.
El estudio, liderado por Federico Mayor y Cristina Murga, investigadores del Cibercv en la Universidad Autónoma de Madrid (Centro de Biología Molecular Severo Ochoa), y fruto de la colaboración entre grupos de varios Ciber (Ciberehd, Ciberdem y Ciberer), ha demostrado que los niveles de la proteína GRK2 aumentan en pacientes no alcohólicos con hígado graso.
La reducción en los niveles de GRK2 disminuye la acumulación de grasas en el hígado
Los investigadores han utilizado ratones genéticamente modificadosen el gen de GRK2 con niveles parcialmente reducidos de esta proteína demostrando cómo la reducción genética de GRK2 protege a estos animales frente al desarrollo de esteatohepatitis (inflamación grasa de hígado), tras alimentarlos con una dieta alta en grasas que ocasiona esta patología.
“Hemos observado que la reducción en los niveles de GRK2 en ratones disminuye la acumulación de grasa en el hígado, reduce la inflamación en este tejido y mejora la respuesta celular ante esta dieta”, explica Marta Cruces-Sande, primera autora del trabajo e investigadora del Cibercv en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (UAM-CSIC).
Es por ello que los investigadores identifican a la proteína GRK2 “como una posible diana terapéutica relevante en el tratamiento de la enfermedad de hígado graso, la esteatohepatitis y otras patologías relacionadas con el síndrome metabólico”.
ACUMULACIÓN DE GRASA EN EL HÍGADO Y ENFERMEDAD HEPÁTICA CRÓNICA
La acumulación de grasa en el hígado constituye la causa más frecuente de enfermedad hepática crónica en el mundo, por encima de la producida por el alcohol o por el virus de la Hepatitis C. Además, es una de las consecuencias más frecuentes del sedentarismo y la dieta occidental.
En este sentido, Cristina Murga, señala que “la enfermedad de hígado graso puede agravarse al desarrollarse inflamación hepática en la llamada esteatohepatitis no alcohólica, que ocasiona importantes alteraciones patológicas, aumenta el riesgo de padecer cirrosis o cáncer de hígado y se asocia a enfermedades cardiovasculares”.