Este estudio, realizado por investigadores del Vall d'Hebrón Instituto de Oncología (VHIO) y liderado por científicos del Dana-Farber Cancer Institute, se ha publicado esta semana en Science.
En los últimos años, el avance de las tecnologías genómicas han ayudado a descubrir que un gran número de microorganismos juegan un importante papel en las enfermedades humanas. De hecho, investigaciones previas ya habían descubierto que hay flora o microbiota intestinal (formada por bacterias como la Fusobacterium) asociada al cáncer y que influye en su desarrollo y progresión.
"En condiciones normales, la Fusobacteriumnucleatum no se encuentra en la microbiota intestinal, sino que es una comensal de la cavidad oral, pero en condiciones patológicas (desde una inflamación a un tumor) empieza a crecer en microbiotas que no son las suyas", ha explicado a EfePaolo Nuciforo, investigador principal del Grupo de Oncología Molecular del VHIO y coautor del trabajo.
Esta bacteria, por tanto, se puede encontrar en pacientes con colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y con carcinoma colorrectal.
El hallazgo es importante porque aunque los estudios realizados hasta ahora hacían pensar que la bacteria es un promotor del crecimiento del tumor, nunca antes se había investigado si también puede determinar la metástatización
El objetivo del estudio era ver si Fusobacterium y la microbiota asociada a él era estable y si se encontraba solo en el tumor primario o también en la metástasis hepática del mismo paciente "porque esto claramente sugeriría que el tumor necesita este microambiente para crecer también en la metástasis y que su presencia no es un fenómeno pasajero sino que podría ser un driver para el desarrollo de la metástasis", detalla Nuciforo.
Los investigadores secuenciaron el RNA y el DNA del Fusobacterium y su microbiota asociada y vieron que estos microorganismos se mantienen constantes y de manera muy similar en el tumor primario y en la metástasis del mismo paciente. "Es como si las células tumorales viajaran con Fusobacterium hacia el sitio metastásico y, gracias a una técnica de hibridación in situ del RNA, pudimos ver exactamente donde se localizaba esta bacteria: Está dentro de la célula tumoral y también en las células tumorales metastásicas del tejido hepático", avanza el investigador italiano.
El hallazgo es importante porque aunque los estudios realizados hasta ahora hacían pensar que la bacteria es un promotor del crecimiento del tumor, nunca antes se había investigado si también puede determinar la metástatización pero el estudio parece indicar que el Fusobacterium y la microbiota "también juegan un papel importante en este proceso".
Conocer el papel de Fusobacterim en su forma invasiva (cuando está dentro de un tumor) puede ser una herramienta de diagnóstico importante y una diana terapéutica.
De hecho, el trabajo realizado en ratones demostró que con la administración de metronidazol, un antibiótico específico para esta bacteria, el tumor se redujo casi un 30%, un resultado "bastante espectacular logrado simplemente con un antibiótico", destaca el investigador.
El estudio no ha comprobado su efecto sobre la metástasis, ya que, aunque "es probable que lo tenga, antes habrá que demostrarlo en pacientes con ensayos clínicos" que combinen el uso de antibióticos con fármacos quimioterápicos tradicionales.
Dichos ensayos deberían tener en cuenta también el impacto de los antibióticos de amplio espectro sobre la microbiota intestinal sana y analizar cómo los tratamientos de quimioterapia convencionales afectan al microbioma y lo modifican de alguna manera.