La Inmunooncología, una apuesta de futuro

El sistema inmunitario podría ser capaz de destruir células tumorales con efectos más tardíos que las terapias convencionales

CS
15 mayo 2013 | 00:00 h
La Inmunooncología, una apuesta de futuro
La Inmunooncología, una apuesta de futuro
Redacción| Madrid

Las investigaciones actuales se centran en cómo el sistema inmunitario podría ser capaz de destruir células tumorales, mediante la manipulación de su respuesta para reducir el crecimiento tumoral, un tipo de tratamiento que ofrece un efecto tardío, en contraposición a las terapias convencionales, que dan una respuesta temprana, según expertos participantes en un seminario sobre esta temática, que ha tenido lugar recientemente en Madrid.

El sistema inmunitario está formado por células con funciones específicas que, si actúan juntas, de manera coordinada, pueden reconocer y eliminar del organismo células anormales. Y es que, en el caso de que el sistema inmunitario las detecte, se activa automáticamente una respuesta inmunitaria que se dirige a las moléculas de la superficie (antígenos) de los microorganismos patógenos o células anormales.

En este sentido, el director del Laboratorio de Inmunología del Centro de investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, el doctor Ignacio Melero,ha asegurado que entre el 15 y 20% del sistema inmunitario está formado por genes que defienden al organismo de los patógenos. Es, por ello que, en su opinión, es importante “aprender los mecanismos para defenderse de los gérmenes y destruir las células malignas”.

Un componente importante de esta respuesta mediada por la célula es la activación y producción de células T, que son poderosos glóbulos blancos linfocitos, que pueden eliminar o neutralizar las células infectadas o anormales.

En el sistema inmunitario hay una serie de linfocitos diferentes que tienen funciones específicas, como los Linfocitos T o células T, que a su vez se dividen en linfocitos T citolíticos, T colaboradores, T de memoria y T reguladores, y los Linfocitos B o células B, que fabrican anticuerpos.

CTLA-4

Las investigaciones actuales pasan por nuevos anticuerpos que se dirijan a componentes clave del sistema inmunitario. Una diana de los anticuerpos, recientemente identificada en el sistema inmunitario, es el antígeno 4 asociado al linfocito T citotóxico.

Así, los anticuerpos dirigidos contra el CTLA-4 son capaces de bloquear el receptor de CTLA-4 presente en la superficie de los linfocitos T activados. El CTLA-4 desempeña un papel crucial en la regulación de la activación y proliferación de los linfocitos T, actuando como un regulador negativo o freno natural de la activación de las células T.



En general, los anticuerpos monoclonales son los más investigados y más utilizados en inmunoterapia para tratar el cáncer, y son administrados por inyección intravenosa. Para muchos pacientes, los efectos secundarios de los anticuerpos monoclonales son más moderados que los que se observan con la quimioterapia, presentándose frecuentemente como una reacción de tipo alérgico.

En este sentido, los efectos secundarios relacionados con el sistema inmunitario son diferentes de los que se observan con la quimioterapia y los medicamentos dirigidos, por lo que también se tratan de forma diferente. Por ejemplo, la diarrea relacionada con la inmunoterapia se trata administrando corticosteroides, mientras que la diarrea que acompaña a la quimioterapia se trata con antidiarreicos.


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