La información, aliada contra las falsas creencias que desatan la injustificada 'fiebre-fobia'

Generalmente, la fiebre indica que algo no va bien, pero no tiene por qué implicar urgencia. La clave es el estado general del menor: si es bueno, se puede esperar; si no, o si el pequeño tiene menos de tres meses, se debe solicitar atención pediátrica.

El doctor Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba, explica en qué consiste la 'fiebre-fobia'
3 septiembre 2018 | 16:11 h

¿Qué padre no ha acudido alguna vez al pediatra, o incluso a las Urgencias del hospital más cercano a su domicilio, alarmado, angustiado y lleno de dudas ante una repentina subida de temperatura en su pequeño? Y es que la fiebre es el motivo de consulta más frecuente en esta especialidad, así como en las Urgencias pediátricas, y siempre ha estado envuelta en miedos y misterios, a pesar de que en muchos casos no es peligrosa, ni sintomática de un cuadro médico grave, ni tampoco requiere atención médica urgente.

Esta reacción es la consecuencia de la 'fiebre-fobia', un miedo injustificado ante este cuadro clínico basado en conceptos erróneos y, lo que es más difícil de abordar, contagioso y mantenido a lo largo del tiempo desde que el término se introdujera por primera vez hace más de 35 años.

"La información verbal viaja mucho más deprisa que la escrita, y la 'fiebre-fobia' está instalada en la población, incluso los propios sanitarios la sufren"

Las razones de este problema generalizado de educación sanitaria en la "era de la información" son varias, según el doctor Roi Piñeiro, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid. "En Internet hay mucha, demasiada información falsa, y es importante saber dónde buscar, en fuentes fiables; además, la información verbal viaja mucho más deprisa que la escrita, y la 'fiebre-fobia' está instalada en la población, incluso los propios sanitarios la sufren", asegura, añadiendo que, como fobia que es, "no responde a la razón, por lo que tendremos que enfrentarnos una y otra vez a la fiebre para convencernos de que no es peligrosa".

En este escenario, es difícil prever la "extinción" a corto plazo de este problema, pero, a juicio del especialista, "cualquier solución pasa por una adecuada transmisión de la información a las familias". Solo así se podrán combatir las consecuencias de la 'fiebre-fobia' que, amén de la preocupación y ansiedad que genera, da lugar a reiteradas e inútiles consultas médicas por parte de los padres, con sus consecuentes molestias, y a menudo también repercusiones a nivel laboral y personal, y a tratamientos antipiréticos agresivos e innecesarios, no exentos de efectos secundarios y errores de medicación.

FIEBRE Y BUEN ESTADO GENERAL NO IMPLICAN URGENCIA

Así, si bien en términos generales "la fiebre indica que algo no va bien, siendo generalmente efecto de una infección, no tiene por qué implicar urgencia, y normalmente se puede esperar", dice el facultativo. La clave en estos casos no es tanto la temperatura, sino el estado general del menor. "Si el niño tiene fiebre, pero está contento y parece que no está malo, situación que, por suerte, es la más habitual en los pequeños, se puede esperar un tiempo razonable de 24-48 horas para ver cómo evoluciona y, si la temperatura continúa alta, consultar entonces al pediatra", indica. Sin embargo, si el pequeño se encuentra adormilado, no tiene fuerzas o su coloración es pálida o grisácea, el estado general está afectado y debemos solicitar atención pediátrica. Idéntico consejo debe seguirse en los menores de tres meses, en este caso independientemente de cómo veamos al bebé.

"Lo que no es recomendable en ningún caso es asustarnos, meter al niño en una bañera helada y obsesionarse con pasar de 40ºC a 36ºC en menos de una hora"

"Lo que no es recomendable en ningún caso es asustarnos, meter al niño en una bañera helada y obsesionarse con pasar de 40ºC a 36ºC en menos de una hora", asevera el pediatra, advirtiendo que "eso sí es peligroso y puede, además, generar una convulsión o un síncope febril".

Junto a estas indicaciones para reconocer la fiebre urgente de la que no lo es, el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba señala otros dos caballos de batalla: acabar con las leyendas y falsas creencias instaladas en la sociedad, y empezar esa actuación por los propios profesionales sanitarios, quienes "debemos ser los primeros en luchar contra esas fobias y redoblar esfuerzos para transmitir una buena información a las familias".

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