La Universidad Pablo de Olavide (UPO) y el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa de Sevilla participan conjuntamente en un proyecto de investigación para la prevención del Alzheimer, con el que se podría conducir a la incorporación de recomendaciones de mejora en la calidad del sueño como medida preventiva para reducir la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer en nuestro entorno.
En concreto, el estudio trata de entender qué papel juegan las alteraciones de la estructura del sueño en la agregación de la proteína beta amiloide, una de las lesiones cerebrales que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer. Para alcanzar este objetivo, se han seleccionado a un centenar de personas con edades comprendidas entre los 60 y 75 años, con quejas leves de memoria, que no tienen relevancia clínica, pero que han evolucionado a peor en los últimos años.
A estos pacientes, se les realiza una evaluación neuropsicológica, se obtienen unos marcadores en sangre y saliva, se les hace un estudio de polisomnografía nocturna, así como una resonancia magnética de 3 tesla.
La Unidad de Medicina Nuclear y PET-TAC se llevan a cabo los estudios de PET-TAC de glucosa y beta amiloide
El estudio, que no finalizará hasta diciembre de 2020, está a cargo del Laboratorio de Neurociencia Funcional de la Universidad Pablo de Olavide, dirigido por el profesor José Luis Cantero, quien pertenece al Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned).
Asimismo, en la Unidad de Medicina Nuclear y PET-TAC del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa se llevan a cabo los estudios de PET-TAC de glucosa y beta amiloide a los mismos participantes.
Así, el profesor Cantero afirma que "las alteraciones del sueño asociadas al envejecimiento son muy prevalentes", si bien, hasta el momento, "no se sabe con certeza qué impacto tienen sobre el funcionamiento cerebral y la aparición de la enfermedad de Alzheimer".
"Estudios recientes realizados con modelos animales han puesto de manifiesto que una disminución crónica de la duración del sueño produce un incremento de placas de beta amiloide cerebral en regiones cerebrales que se ven afectadas por la enfermedad de Alzheimer", apunta el investigador, quien subraya que los resultados del presente estudio podrían conducir a la incorporación de recomendaciones de mejora de la calidad del sueño en los programas de envejecimiento saludable como medida preventiva de la acumulación de beta amiloide cerebral, lo cual contribuiría a reducir la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer.
LA PROTEÍNA BETA AMILOIDE
En este sentido, la doctora Blanca González-Gaggero, jefa de la Unidad de Medicina Nuclear y PET-TAC del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, explica que, desde 2011, año en que se publica la última revisión de los criterios clínicos para la enfermedad de Alzheimer, se reconocen la importancia de los biomarcadores, ya que van a ayudar en su diagnóstico, aumentado la probabilidad de que sea más precoz, previo a la fase de demencia.
Para la enfermedad de Alzheimer disponemos de dos tipos de biomarcadores --biomarcadores de la acumulación de beta amiloide y biomarcadores de degeneración neuronal--. En la actualidad, en el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa se realizan pruebas diagnósticas de PET-TAC para el estudio de ambos tipos de biomarcadores.
Y es que, según González-Gaggero, para el desarrollo del Alzheimer, se considera que lo primero que ocurre son los depósitos de la proteína beta amiloide, que ocasionan la muerte neuronal. Es por ello que la determinación, mediante la prueba de PET-TAC, de la presencia de placas de beta amiloide cerebral, ayudará a un diagnóstico más precoz de la enfermedad, pudiendo tomar medidas preventivas en la acumulación de esta proteína.