Actualmente, el cáncer de mama es curable en un 80% de los casos, aunque el 20% restante siempre ha supuesto un gran reto para los expertos porque supone enfrentarse a la metástasis, de la que todavía existe un gran desconocimiento y una alta complejidad de tratamiento.
Se han hecho diversos estudios para entender cómo funcionan los tumores primarios de mama, pero pocos se han atrevido con la enfermedad en estadio metastásico y, hasta ahora, no se había integrado la genómica (las alteraciones del ADN que se producen en el tumor y sus metástasis) con el microambiente inmune tumoral (las células no malignas, incluidas las inmunes) en el cáncer de mama metastásico.
Un proyecto desarrollado por investigadores del Instituto de Oncología del Hospital de Vall d’Hebron (VHIO), junto al Instituto británico de Cambridge Cancer Research UK, comenzó con el objetivo de ahondar en esa fase del cáncer. El estudio, que se presentó en el congreso estadounidense ASCO (Society of Clinical Oncology), está liderado por la doctora Leticia de Mattos-Arruda, investigadora principal del Grupo de Genética Aplicada de Cáncer Metastásico del VHIO.
Se han estudiado las firmas mutacionales de las metástasis, lo que puede servir para mapear el punto de origen y la evolución del cáncer
En la investigación se han realizado una gran cantidad de análisis para aclarar en parte las relaciones entre la genómica de los tumores y la respuesta que estos generan del sistema inmunológico. Así, abre nuevas vías para desarrollar en un futuro terapias y tratamientos más individualizados y eficaces. Para llevarlo a cabo, se contó con la autorización de las familias de diez pacientes fallecidas con cáncer de mama metastásico, a quienes se realizaron exhaustivas autopsias, en las que se identificaron un total de 185 metástasis.
Una de las conclusiones que se ha podido extraer es que, cuando se evaluó cada paciente, sus paisajes genómicos revelaron que casi todas las alteraciones genómicas se comparten entre todas o un subconjunto importante de las metástasis de cada paciente, mientras que las mutaciones particulares –que solo se encuentran en una única metástasis por paciente– son poco comunes .Esto significa que los paisajes genómicos de las metástasis son relativamente más estables.
Sin embargo, las metástasis presentan más mutaciones que los tumores primarios. “Las metástasis van sumando mutaciones a medida que evolucionan en el tiempo y esto es importante para conocer los patrones de comportamiento de estas y la aparición de resistencias a fármacos”, ha explicado la especialista
“Hemos visto que, en la mayoría de las pacientes, las metástasis se agrupan en pocos subgrupos filogenéticos, cada uno con un origen genético determinado y, en algunos casos, parece señalar el camino amecanismos de resistencia tumoral específicos del subgrupo. Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para el tratamiento clínico de las resistencias”, ha apuntado De Mattos-Arruda.
También se han estudiado las firmas mutacionales –las marcas que dejan las mutaciones– de cada metástasis, algo que hasta ahora nunca se había hecho, aunque sí en trabajos con tumores primarios. Se ha visto que las firmas mutacionales que se dieron en los tumores de mama primarios posteriormente están presentes también en las metástasis y que estas a su vez desarrollan nuevas firmas. “Esto es novedoso y creemos que puede servir para mapear el punto de origen y la evolución del cáncer, y desarrollar biomarcadores que permitan hacer el seguimiento de la enfermedad”, ha afirmado.