Durante el otoño, el cambio de hora o la variación de las temperaturas influyen en las rutinas de sueño de las personas. Dormir las ocho horas diarias recomendadas es especialmente necesario en esta época del año donde las jornadas laborales se extienden hasta que cae el sol.
En este sentido, la falta de sueño y la ausencia de una rutina que lo regule pueden derivar en problemas que van, desde la pérdida de concentración o la dificultad para procesar información, hasta una menor agilidad mental o problemas de memoria, ya que durante la fase REM del sueño el cerebro procesa la información captada durante el día y ayuda a consolidarla y almacenarla debidamente.
Además, una mala calidad del sueño afecta al estado de ánimo, las personas se encuentran más irritables o decaídas, baja el umbral del dolor, aumenta la presión sanguínea y afecta al sistema inmunitario.
Así, para recuperar la rutina de sueño y volver a dormir las horas recomendadas, Andrés Córdoba, psicólogo de Blua de Sanitas, recomienda seguir unas sencillas pautas que harán que el cuerpo estabilice los hábitos a la hora de dormir y se adapte al día a día normal.
Durante el otoño, el cambio de hora o la variación de las temperaturas influyen en las rutinas de sueño de las personas
Una de ellas es evitar las siestas. Y es que, estas, especialmente en fines de semana cuando se dispone de una mayor cantidad de tiempo libre, deben evitarse si se detectan dificultades para dormir. Prescindir de ellas ayudará a conciliar el sueño con mayor facilidad por la noche y el sueño será más reparador.
Otra recomendación es la de regular los horarios progresivamente. Es necesario habituar al cuerpo al horario de invierno, cuando existen menos horas de luz. Levantarse más pronto, dormirse temprano y hacerlo siempre a la misma hora ayudará a establecer una rutina de sueño correcta.
También hay que limitar el consumo de alcohol y cafeína, ya que son grandes enemigos del sueño. Además, es recomendable evitar también la nicotina antes de irse a dormir, ya que tiene un efecto estimulante en el organismo.
Por otro lado, hacer ejercicio y realizar actividades físicas ayudará a regular el sueño, haciendo que el cuerpo por la noche necesite descanso. A pesar de ser muy recomendable hacer deporte, preferiblemente de intensidad moderada, conviene practicarlo al menos tres horas antes de acostarse.
Es recomendable evitar también la nicotina antes de irse a dormir, ya que tiene un efecto estimulante en el organismo
A su vez, antes de meterte en la cama, es imprescindible limitar el uso de teléfonos móviles, tabletas u ordenadores portátiles. Y es que, la luz que desprenden las pantallas inhibe la acción de la hormona melatonina, la responsable de prepararte para dormir, lo que dificulta la conciliación del sueño.
Asimismo, el lugar donde se va a dormir debe ser lo más favorable posible para conciliar el sueño. Por tanto, contar con un colchón cómodo, una temperatura ambiental de entre 18ºC y 20ºC, ausencia de ruidos y oscuridad total, en la medida de lo posible, ayudará a mantener el cuerpo relajado y mejorar tanto la calidad como la cantidad de sueño. Además, es recomendable utilizar la habitación únicamente para dormir, de manera que el cerebro asocie ese espacio para el sueño, y no para otras tareas como trabajar con el ordenador o ver una serie.
De igual forma, una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, es una gran aliada del sueño. Antes de acostarse, la cena debe ser ligera y debe hacerse al menos una hora antes de meterse en la cama.
Por último, establece una rutina para irte a dormir. Haz cada día un pequeño ritual de desconexión antes de irte a la cama, para favorecer la transición entre la actividad del día y el sueño. Este ritual puede incluir actividades como lavarte la cara, los dientes, darte una ducha o un baño relajante, leer durante unos minutos, tomar una infusión o leer un cuento a tus hijos.