En las últimas semanas se ha abierto un gran debate sobre la no vacunación a menores como consecuencia del niño de Olot fallecido por difteria. En este sentido, el director de la Cátedra Balmis de Vacunología de la Universidad de Alicante, José Tuells, ha aclarado que “las vacunas incluidas en el calendario infantil español son recomendadas, no obligatorias”. En este sentido, el doctor insiste en que “la estrategia basada en la recomendación ha conseguido muy buenas coberturas en las vacunas que se administran durante los dos primeros años de vida, obteniéndose resultados por encima del 95%”.
A pesar de los buenos datos registrados en cobertura vacunal, ya que “las vacunas salvan tres millones de vidas anualmente”, el doctor estima que para la primera infancia puede haber entre un 3 y un 5% de no vacunados. “Existe la creencia de que estos niños y niñas son hijos de padres reticentes a la vacunación, algo que no es totalmente cierto. Dentro de ese porcentaje también hay que incluir a menores que constituyen bolsas de no vacunados por razones de pobreza o exclusión social”, apunta.
Respecto al movimiento antivacunas, el director de la Cátedra alerta de que si se extiende entre la población “nos pondría en una complicada situación”. “Los avances conseguidos gracias a la vacunación, disminuyendo de forma drástica enfermedades como el sarampión, el tétanos, la difteria o la polio, se vendrían abajo. Un retroceso nada deseable”, añade.
En este sentido, hace 25 años se formó una Liga para la Libertad de la Vacunación y más recientemente se han creado algunas asociaciones de afectados que suelen reivindicar una mayor seguridad de las vacunas tras atribuirles efectos adversos en sus hijos e hijas. “Si existe una preocupación ciudadana hacia la seguridad y hay un problema de comunicación sobre los beneficios y consecuencias de las vacunas, ¿por qué no implantar un programa que compense los posibles daños por efectos adversos, similar a los que ya existen en los países más desarrollados?”, señala José Tuells.
CÁTEDRA BALMIS DE VACUNOLOGÍA
La Universidad de Alicante y el grupo Ribera Salud han puesto en marcha recientemente la Cátedra Balmis de Vacunología, la primera en España de estas características. Entre sus objetivos, su director apunta que es clave la “formación, especialmente del personal sanitario, para lo que estamos preparando cursos y seminarios. Entendemos que es necesario además difundir la vacunología utilizando las posibilidades que ofrece la tecnología actual por lo que vamos a crear una web que responda a este objetivo.
En el campo de la investigación, la Cátedra se centra en dos líneas de trabajo. Por un lado, llevar a cabo estudios de vacunología social, es decir, cómo son representados, difundidos y debatidos en los medios de comunicación y redes sociales los aspectos que identifican la confianza de la población en las vacunas. Y, por otro, proyectos de vacunología clínica aplicada a través estudios sobre el terreno que favorezcan el conocimiento epidemiológico de las enfermedades vacunables y la efectividad de las vacunas.
Porque salud necesitamos todos... ConSalud.es
A pesar de los buenos datos registrados en cobertura vacunal, ya que “las vacunas salvan tres millones de vidas anualmente”, el doctor estima que para la primera infancia puede haber entre un 3 y un 5% de no vacunados. “Existe la creencia de que estos niños y niñas son hijos de padres reticentes a la vacunación, algo que no es totalmente cierto. Dentro de ese porcentaje también hay que incluir a menores que constituyen bolsas de no vacunados por razones de pobreza o exclusión social”, apunta.
Respecto al movimiento antivacunas, el director de la Cátedra alerta de que si se extiende entre la población “nos pondría en una complicada situación”. “Los avances conseguidos gracias a la vacunación, disminuyendo de forma drástica enfermedades como el sarampión, el tétanos, la difteria o la polio, se vendrían abajo. Un retroceso nada deseable”, añade.
En este sentido, hace 25 años se formó una Liga para la Libertad de la Vacunación y más recientemente se han creado algunas asociaciones de afectados que suelen reivindicar una mayor seguridad de las vacunas tras atribuirles efectos adversos en sus hijos e hijas. “Si existe una preocupación ciudadana hacia la seguridad y hay un problema de comunicación sobre los beneficios y consecuencias de las vacunas, ¿por qué no implantar un programa que compense los posibles daños por efectos adversos, similar a los que ya existen en los países más desarrollados?”, señala José Tuells.
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La Universidad de Alicante y el grupo Ribera Salud han puesto en marcha recientemente la Cátedra Balmis de Vacunología, la primera en España de estas características. Entre sus objetivos, su director apunta que es clave la “formación, especialmente del personal sanitario, para lo que estamos preparando cursos y seminarios. Entendemos que es necesario además difundir la vacunología utilizando las posibilidades que ofrece la tecnología actual por lo que vamos a crear una web que responda a este objetivo.
En el campo de la investigación, la Cátedra se centra en dos líneas de trabajo. Por un lado, llevar a cabo estudios de vacunología social, es decir, cómo son representados, difundidos y debatidos en los medios de comunicación y redes sociales los aspectos que identifican la confianza de la población en las vacunas. Y, por otro, proyectos de vacunología clínica aplicada a través estudios sobre el terreno que favorezcan el conocimiento epidemiológico de las enfermedades vacunables y la efectividad de las vacunas.
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