Según revela el informe 'Las Cifras del Cáncer en España 2017' elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el número total de nuevos casos de cáncer en nuestro país en 2015 fue de 247.771, de los cuales 148.827 fueron diagnosticados en varones y 98.944 en mujeres.
Las cifras, por tanto, evidencian la fuerte presencia de esta enfermedad en la sociedad española. Para combatirla, uno de los tratamientos más comunes es la quimioterapia, la primera opción terapéutica para muchos tipos de tumores malignos, que consiste en la administración de diversas sustancias químicas.
Sin embargo, este tratamiento genera, en algunos individuos, una reacción alérgica. Desde la American Cancer Society explican que este tipo de situaciones pueden derivar en urticaria, picazón, dolor abdominal o dificultades respiratorias. Conscientes de esta problemática, algunos centros han tomado cartas en el asunto para administrar el tratamiento más eficaz a sus pacientes.
"Las desensibilizaciones permiten que los pacientes puedan seguir con éxito el tratamiento prescrito"
Uno de ellos ha sido el Servicio de Alergología del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón (Comunidad Valenciana), un centro que ha tratado con éxito, en los últimos diez años, a un total de 103 pacientes de cáncer que eran alérgicos al tratamiento de quimioterapia prescrito por sus especialistas en Oncología.
Para ello, el alergólogo del hospital, Julián Borrás, ha recurrido en más de 500 ocasiones a un procedimiento terapéutico denominado desensibilización, que consiste en suministrar al paciente por vía intravenosa la dosis terapéutica prescrita por el oncólogo en pequeñas cantidades, que se van incrementando progresivamente para intentar conseguir una tolerancia al medicamento.
"Se recurre a la desensibilización cuando el oncólogo estima que no existe otra alternativa mejor para continuar con el tratamiento del paciente que el fármaco que ha provocado esa reacción", ha explicado el doctor Borrás, quien ha destacado que "las desensibilizaciones permiten, por tanto, que los pacientes puedan seguir con éxito el tratamiento prescrito".
Durante este proceso, que dura entre cuatro y doce horas, el paciente permanece vigilado estrechamente en todo momento por el alergólogo con el fin de detectar cualquier indicio de una reacción adversa. "En el caso de que aparezca una reacción, la tratamos adecuadamente hasta conseguir la administración de toda la dosis necesaria del fármaco, que en ocasiones resulta vital para el paciente", sentencia el facultativo.