La Asociación de Afectados de Urticaria Crónica, en colaboración con Novartis, ha puesto en marchar esta semana una campaña itinerante con el objetivo de informar a la población sobre qué es la urticaria crónica, cómo se manifiesta, cuáles son sus tipos y además sensibilizar sobre su impacto en la calidad de vida.
Bajo el nombre ‘La Verdad Increible’ se ha habilitado un circuito informativo y dinámico a pie de calle compuesto por tres fases que recogen distintas verdades y mentiras en torno a la patología. Entre otras cosas, destaca la realización de un cuestionario digital formado por diversas afirmaciones con la intención de que el participante detecte las verdades y mentiras a la par que incrementa su conocimiento sobre esta patología.
La urticaria crónica afecta a más de 300.000 personas solo en España
Al acto de presentación han acudido María Antonia Gimeo, presidenta de la Asociación de Afectados por la Urticaria Crónica, Adriana García, secretaria de la asociación y paciente de urticaria por frío desde hace 12 años y la doctora Susana Córdoba, dermatóloga del Hospital Universitario de Fuenlabrada.
La urticaria crónica afecta a más de 300.000 personas solo en España. A pesar de ser una patología muy extendida hay mucho desconocimiento entre la sociedad ya que la gran mayoría de la población piensa que solo consiste en la aparición de ronchas en la piel que no producen ningún impacto en el día a día. Sin embargo, esto está muy lejos de la realidad.
Según explica la doctora Córdoba “aunque la urticaria puede parecer un mero problema estético, por lo llamativo del enrojecimiento, es mucho más que eso. La mayoría de los pacientes se sienten obligados a esconder las lesiones, lo que unido al dolor que sienten, interfiere en sus actividades diarias, laborales y de ocio”.
"Acudir al trabajo todos los días era jugarme la vida"
Adriana García conoce esta situación muy bien, padece urticaria fiebre desde hace casi 10 años. “Mi caso es especialmente grave porque mi umbral de frío era muy elevado, sin tratamiento empezaba a reaccionar a partir de los 36 grados”, explica García. Los trastornos que provocaban la patología en su vida diaria eran tales que se vio obligada a beber el agua caliente o dejar de comer fruta. Aunque el cambio más importante que produjo la urticaria en su vida fue que se vio en la obligación de tener que dejar su trabajo.
“En el trayecto de mi casa al trabajo experimentaba varias hinchazones de glotis, el aire caliente que desprende el metro cuando pasa hacia que estuviera más de media hora con la inflamación. Finalmente tuve que dejar el trabajo, para ir acudir al trabajo cada día era jugarme la vida” asegura.
“LAS CREMAS NO SIRVEN PARA NADA”
García lleva nueve años en un tratamiento por inyectables debido a la gravedad de su caso, pero este no es el tipo de tratamiento que reciben los enfermos, ya que depende de cada paciente y de cada tipo de urticaria. El tratamiento en la gran mayoría de los casos es a base de antihistamínicos. “Uno de los falsos mitos sobre la urticaria es que se soluciona con una simple crema. Pues justo en la urticaria las cremas no sirven para nada”, explica la doctora Córdoba.
El tratamiento de esta patología es escalonado y dependiendo de la severidad de la enfermedad se van eligiendo los fármacos. “Lo normal es que los doctores recurran a antihistamínicos en pastillas a la hora de recetar un tratamiento”, asegura la doctora. Si en unas cuatro semanas la urticaria no está controlada se sube la dosis y si con eso no se termina de controlar es cuando se recurre a un tratamiento con inyectables. “Se trata de un tratamiento biológico que consiste en unas inyecciones cutáneas que se ponen cada cuatro semanas y a partir de ahí se va regulando la respuesta de cada paciente”, concluye.
Estos tratamientos no se plantean con una duración concreta, ya que dependen de cada caso y es muy difícil que la enfermedad llegue a desaparecer por lo que es muy que sea personalizado y se adapte a la evolución de la enfermedad.