El mes de julio de 2022 ha finalizado con un aumento significativo de mortalidad por el calor con respecto a años anteriores. Pero también con una mayor presencia de virus como el SARS-CoV-2, el influenza o el virus respiratorio sincitial (VRS), estos dos últimos solían estar presentes en los meses de otoño-invierno con muy pocos casos en el periodo estival. El cambio climático,con el aumento de las temperaturas, y la pandemia de la Covid-19, con el cambio que ha supuesto para otras enfermedades infecciosas respiratorias, han traído un mes especialmente atípico en cuanto a la salud. Algo que ya vaticinó en junio la Dra. Iria Miguéns, miembro de la Junta Directiva de Sociedad Española de Medicina de urgencias y Emergencias (Semes) a Consalud.es: “Desde la pandemia los veranos han sido atípicos. En 2020 las urgencias aumentaron con respecto a época prepandemia, este año calculamos que llegará a la máxima expresión con las infecciones respiratorias, con lo que pasará con la Atención Primaria, que no lo sabemos, y con el desgaste profesional que venimos arrastrando”.
Las altas temperaturas, con noches que no han bajado de los 20ºC en muchas localidades de España y con récord absoluto de temperatura en ciudades como Zamora, Soria, Coria, Ourense o Ponferrada, han supuesto un aumento de la mortalidad de casi cuatro veces más fallecimientos en julio de 2022 que el año anterior. Según datos del Del sistema de Vigilancia de Mortalidad Diaria (MOMO) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), del 1 de julio al 31 de julio se produjeron 2.222 muertes atribuibles a la temperatura, un dato que eleva a 3.828 personas fallecidas por el frío o el calor en lo que llevamos de 2022. En todo 2021, fallecieron 3.576 personas, en julio fueron 508 y el total del verano, 1298.
Del 1 de julio al 31 de julio se produjeron 2.222 muertes atribuibles a la temperatura, un dato que eleva a 3.828 personas fallecidas por el frío o el calor en lo que llevamos de 2022
Nos tenemos que ir a 2003 y 2015, los dos años más calurosos desde 1961 hasta este 2022, para encontrar unas cifras similares de mortalidad en el mes de julio. La ola de calor de 2003 fue terrible, 10 ciudades alcanzaron un máximo histórico de altas temperaturas y la tasa de mortalidad aumentó un 15,2% en los meses de junio, julio y agosto con respecto al año pasado. En julio de 2003 fallecieron 2.011 personas. Por su parte, 2015 fue el verano más caluroso hasta la fecha. Se produjo una ola de calor que duró 26 días y la temperatura media durante el verano fue de 24,5 ºC en todo el país, 1,5 ºC por encima de la media del periodo de 1981-2010. Las altas temperaturas en el mes de julio provocaron 1.530 fallecimientos.
Estamos por tanto ante un año, el 2022, que se presume será uno de los más calurosos de los últimos años, y que aumentarán el exceso de muertes atribuidas a las temperaturas. Esta situación, además, viene agravada por la crisis económica y energética que estamos viviendo, que reduce el uso del aire acondicionado, afectando especialmente a la salud de aquellas personas con patologías previas o con edad avanzada. Y a todo ello se suma la pandemia, en plena séptima ola, y la presencia de infecciones respiratorias que antes, en el verano, no estaban presentes.
11,4% GRIPE Y 3,2% VRS
Una de las consecuencias de la irrupción del SARS-CoV-2, el virus que causa la Covid-19, en el panorama de infecciones respiratorias era que los virus ya presentes como el influenza, causante de la gripe, o el virus respiratorio sincitial, culpable de la infección homónima, intentaran buscar la forma de ser más fuertes y no perder competitividad. Esto no se consiguió durante los dos primeros años de pandemia, la gripe y el VRS apenas aparecieron debido a la Covid-19 y al uso de las mascarillas. Sin embargo, en 2022, estos virus sí han hecho presencia, pero no en su temporada tradicional, octubre y enero, sino más adelante.
Este año la gripe y el VRS se mantienen en niveles más altos que durante las primeras semanas de 2022
Este año los mayores casos de gripe se alcanzaron en mayo según los informes semanales del Grupo de Vigilancia del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII y siguieron presentes durante junio y julio, aunque en menor cantidad. Con todo, la primera semana de julio, la gripe suponía un 12,1% y un 4,6% de los casos de infecciones respiratorias agudas en Atención Primaria y Atención Hospitalaria respectivamente. Este porcentaje continuó reduciéndose durante julio hasta que a fecha del 24 de julio, último día del que hay datos, la gripe suponía un 11,4% y un 2,5% de los casos respectivamente. Estos datos suponen un aumento significativo con respecto a julio del año pasado, cuando la gripe representaba un 0,1% y 0,03% de la tasa global de infecciones en Atención Primaria y hospitalaria.
Lo mismo ocurre con el VRS, una infección principalmente de otoño-invierno. El mes de julio comenzó con un aumento de casos del VRS tanto en Atención Primaria, Hospitalaria y vigilancia no centinela. La positividad fue de un 3,4% en Primaria y de un 10,3% en hospitales. Mientras que durante el resto del mes los casos de Covid-19 y de gripe se redujeron, los del VRS continuaron aumentando ligeramente. A finales de junio finalmente el VRS sufrió una disminución junto con la gripe, por primera vez en todo el mes, pero manteniendo el 3% de positividad. En 2021, la positividad en julio era del 0,6%.
Así, mientras que los datos de infecciones respiratorias de 2021 mostraban un dominio total de la Covid-19, este año, principalmente desde el mes de febrero, la gripe y el VRS han regresado y se mantienen presentes con niveles más altos que las primeras semanas de 2022. Esta situación se traduce en una mayor demanda asistencial, colapso de Urgencias y cierta incertidumbre sobre cómo se manifestarán estos virus en su temporada tradicional o si se convertirán en infecciones de presencia anual, con menos casos durante la época estival, como la Covid-19.