“El final de los enfermos de fibrosis quística es llegar a un trasplante de pulmón”, explica a ConSalud.esIria Saavedra, paciente de FQ y trasplantada de pulmón hace veintidós años. En concreto, el trasplante ha sido, hasta la fecha, el destino de un 10% de la población española que padece este tipo de patología, según informa la Federación Española de Fibrosis Quística (FEFQ). Porque, aunque existen tratamientos óptimos, para personas como Iria no existen alternativas.
No tiene cura, acaba con el correcto funcionamiento del pulmón y, poco a poco, destruye zonas del hígado, páncreas e incluso el sistema reproductor. Estas son algunas de las características de la fibrosis quística, una patología que afecta a más de 25000 personas en España y que, gracias al cribado neonatal, puede ser tratada a tiempo. También gracias a los donantes, que hacen posible el trasplante a quienes más lo necesitan.
“En septiembre de 2001 me ingresaron y le dijeron a mi madre que no había otra solución que ponerme en lista de espera para un trasplante”
Saavedra fue diagnosticada con tan solo tres meses y, desde ese momento, comenzó con ingresos rutinarios en el hospital para recibir tratamientos con antibióticos. Hasta los 18 años. “En septiembre de 2001 me ingresaron y le dijeron a mi madre que no había otra solución que ponerme en lista de espera para un trasplante”, comenta la paciente.
Sin embargo, no fue hasta tiempo después cuando el trasplante de Iria se hizo posible. En un primer momento, en septiembre de 2001, la paciente recibió una llamada del hospital para informarle de que habían encontrado donante. No obstante, tras pasar por todo el proceso, y “estando en el quirófano, vieron que el órgano no era compatible”, continúa explicando la paciente.
Pero meses después, en mayo de 2002, Iria recibió un trasplante de pulmón compatible. “Me llamaron un sábado por la mañana, me dijeron que venía una ambulancia a recogerme y, después de pasar por todo el proceso, esta vez sí que funcionó”, cuenta Saavedra. “Los últimos meses antes del trasplante mi vida fue en el hospital”, recuerda.
Pero gracias al trasplante compatible, Iria pudo recuperar su vida. “Cuando tienes 18 años quieres comerte el mundo”, indica la paciente, y este comportamiento optimista fue lo que facilitó el proceso desde su entrada en el hospital hasta su posterior recuperación. “No sé si por mi enfermedad o por las circunstancias de la vida, pero siempre fui muy optimista”, insiste.
“Mi prioridad fue volver al instituto, sacarme el carnet de conducir y tener una vida como la de los demás”
Tras la intervención, Saavedra volvió a la vida de una adolescente de 18 años. “Mi prioridad fue volver al instituto, sacarme el carnet de conducir y tener una vida como la de los demás”, apunta la paciente. Y, hasta la fecha, el trasplante de la paciente ha funcionado correctamente sin tener que pasar nuevamente por otro trasplante de órganos.
EL PAPEL DE LAS ASOCIACIONES Y LOS DONANTES
La solidaridad de las asociaciones permite que, pacientes como Saavedra, puedan resolver todas sus dudas. Te brindan información, te ofrecen lo que necesitas y ayudan a las familias, resalta la paciente. “Es un papel fundamental tanto para el enfermo como para la familia”, indica. A esto se suma el eslabón fundamental de la cadena: el donante.
España se sitúa en el primer puesto siendo el país con mayor tasa de trasplantes de órganos de Europa. Si hablamos de los trasplantes pulmonares, solo en 2023 se realizaron 479. Y si hablamos de los más pequeños, hasta 190 niños y niñas recibieron un órgano el año anterior. Unas tasas que muestran la solidaridad y el compromiso de las personas en la donación. “Donar órganos salva vidas”, destaca Iria, “allí no nos sirven de nada, pero aquí ayudarían a mucha gente”, concluye.