El descubrimiento de que la ketamina anestésica puede ayudar a las personas con depresión grave ha generado esperanzas de encontrar nuevas opciones de tratamiento para la enfermedad. Investigadores del Karolinska Institutet en Suecia han identificado nuevos mecanismos detrás del efecto antidepresivo del fármaco. Los hallazgos se han publicado en la revista Molecular Psychiatry.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una de las principales causas de discapacidad en el mundo, una enfermedad que afecta a más de 360 millones de personas cada año. El riesgo de sufrir esta afección se ve afectado tanto por factores genéticos como ambientales. Los antidepresivos recetados con mayor frecuencia, como los ISRS, afectan la señalización nerviosa a través de monoaminas en el cerebro. Sin embargo, estos medicamentos pueden tardar mucho en ayudar, y más del 30% de los pacientes no experimentan ningún alivio.
La necesidad de nuevos tipos de antidepresivos con una acción más rápida y un efecto más amplio es, por tanto, considerable. Un avance importante es el anestésico ketamina, que se ha registrado durante algunos años en forma de aerosol nasal para el tratamiento de la depresión intratable. A diferencia de los antidepresivos clásicos, la ketamina afecta la señalización nerviosa que se produce a través del sistema de glutamato, pero no está claro exactamente cómo se media el efecto antidepresivo. El fármaco alivia muy rápidamente los síntomas depresivos y los pensamientos suicidas.
Los investigadores han identificado nuevos mecanismos responsables del efecto antidepresivo de la ketamina
Sin embargo, la ketamina puede causar efectos secundarios no deseados, como alucinaciones y delirios, y puede haber riesgo de abuso, por lo que se necesitan medicamentos alternativos. Los investigadores quieren comprender mejor cómo funciona la ketamina para encontrar sustancias que puedan tener el mismo efecto rápido, pero sin los efectos secundarios.
En un nuevo estudio, los investigadores del Karolinska Institutet han investigado más a fondo los mecanismos moleculares que subyacen a los efectos antidepresivos de la ketamina. Usando experimentos tanto en células como en ratones, los investigadores pudieron demostrar que la ketamina reducía la llamada actividad presináptica y la liberación persistente del neurotransmisor glutamato.
"La liberación elevada de glutamato se ha relacionado con el estrés, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo, por lo que los niveles bajos de glutamato pueden explicar algunos de los efectos de la ketamina", afirma Per Svenningsson, profesor del Departamento de Neurociencia Clínica del Karolinska Institutet y último autor del estudio.
Cuando se transmiten las señales nerviosas, la transmisión de una neurona a la siguiente se produce a través de sinapsis, un pequeño espacio donde se encuentran las dos neuronas.
Los resultados del estudio sugieren que la ketamina puede regularse mediante un mecanismo de retroalimentación
Los investigadores pudieron ver que la ketamina estimulaba directamente los receptores AMPA, que se "sientan" postsinápticamente, es decir, la parte de la célula nerviosa que recibe señales y esto conduce a una mayor liberación del neurotransmisor adenosina que inhibe la liberación de glutamato presináptico.
Los investigadores podrían contrarrestar los efectos de la ketamina al inhibir los receptores presinápticos de adenosina A1.
"Esto sugiere que la acción antidepresiva de la ketamina puede regularse mediante un mecanismo de retroalimentación. Es un conocimiento nuevo que puede explicar algunos de los efectos rápidos de la ketamina", indica Per Svenningsson.
En colaboración con la Universidad Rockefeller, el mismo grupo de investigación también ha informado recientemente sobre el mecanismo de la enfermedad en la depresión.
Los hallazgos, también publicados en la revista Molecular Psychiatry, muestran cómo la molécula p11 juega un papel importante en la aparición de la depresión al afectar las células que se encuentran en la superficie de la cavidad cerebral, las células ependimarias y el flujo de líquido cefalorraquídeo.