El estudio en el que participan investigadores del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM) y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) explica que el ejercicio físico provoca un incremento en la densidad sináptica, que se trata del espacio de la materia gris donde se desarrollan las conexiones neuronales, y de esta manera consigue proteger la salud mental y las habilidades cognitivas.
La actividad físicajunto con una dieta equilibrada y ejercicios cognitivos rutinarios son algunas de las indicaciones por parte de los profesionales para tener una vejez favorable, diversos estudios señalan que la vida sedentariaprovoca un aumento de riesgo de padecer de Alzheimer.
Este trabajo ha permitido por primera un estudio directo de muestras de cerebro humano, ya que hasta ahora se habían realizado estudios preclínicos en modelos animales. La investigación contó con los resultados de más de 400 pacientes del Proyecto Memoria y Envejecimiento (MAP) del Rush Alzheimer’s Desease Center de Chicago (EEUU), basado en evaluaciones cognitivas y psicomotrices, junto con sus órganos tras el fallecimiento. Esto permite relacionar los hábitos de vida cotidianos y el estado de salud con alteraciones estructurales y funcionales ocurridas en sus cerebros.
"La actividad física puede ser beneficiosa para cualquier persona de avanzada edad, con independencia de su estado de salud”
En la investigación publicada ahora en Alzheimer’s & Dementia se hizo un seguimiento de la actividad física de 404 pacientes durante una media de 3,5 años antes de su fallecimiento, se analizaron muestras de hasta 12 áreas cerebrales esenciales para las habilidades cognitivas y psicomotrices. En ellas, se realizaron análisis cuantitativos y funcionales de ocho proteínas sinápticas (neurotransmisores que median en el intercambio de información entre neuronas).
Los resultados señalaron que una mayor tasa de actividad física diaria se relaciona con un enriquecimiento en la cantidad y funcionalidad de todas las proteínas sinápticas en las regiones del cerebro que fueron analizadas. “Se observó acentuada en regiones cerebrales relacionadas con el control motor”, recalca Alfredo Ramos, investigador de CIBERSAM y la UPV.
Además esta relación sucedió independientemente de que existiese una carga neuropatológica o la presencia de patologías que afectan a las habilidades motoras. “Esto evidencia que la actividad física puede ser beneficiosa para cualquier persona de avanzada edad, con independencia de su estado de salud”, señala el investigador.
Para concluir los investigadores explican que la constancia del ejercicio es muy importante en el mantenimiento y proponen que “los sistemas de salud públicos deberían redoblar esfuerzos en promover estrategias preventivas y terapéuticas orientadas a reducir el sedentarismo entre la población en la tercera edad”.