El cáncer es la principal causa de muerte a nivel mundial, según los datos de Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, los tumores fueron la segunda causa de fallecimientos en el año 2020, siendo responsables del 22,8% de las muertes, solo por debajo de las enfermedades del sistema circulatorio, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una de las enfermedades más diagnosticadas y cuyas detecciones siguen en aumento. Solo este año, 2022, se estima que se alcanzarán los 280.100 casos en nuestro país, según cálculos de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan) recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Ante este problema de salud pública, la investigación se convierte en la única opción para prevenir esta enfermedad y mejorar su abordaje aumentando la supervivencia de los pacientes y la calidad de vida. Gracias a ella actualmente el 60% de los pacientes con cáncer se curan, con un incremento en las últimas dos décadas de un 20%. Y este porcentaje seguirá aumentando, con el objetivo de que en 2030 la supervivencia alcance el 70%. Para conseguirlo la investigación necesita recursos e inversión, algo que va aumentando tanto en nuestro país como en el ámbito europeo, pero que precisa de más esfuerzos.
Entre 2015 y 2020, los fondos europeos supusieron un aporte de 205 millones en cáncer
Hace poco más de un mes, el Programa Horizonte Europa señalaba que había destinado 378,2 millones de euros en fondos para 2021-2023 para mejorar el control del cáncer, posicionar al paciente en el centro de la investigación y la innovación, y dar a la investigación y a la innovación un rol central en el diseño de nuevas políticas. En este programa, España es uno de los países con mayor participación, ya que los investigadores españoles han sido coordinadores en más del 70% de sus participaciones, el ratio más alto del panel.
Nuestro país es uno de los más competitivos para atraer fondos, según el informe ‘Comprometidos con la investigación en cáncer’, realizado por Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Fundación “la Caixa” y con asesoría de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA). Como recoge el análisis, entre 2015 y 2020, los fondos europeos supusieron un aporte de 205 millones a este ámbito. Pero además del aporte europeo, la inversión nacional sigue en ascenso.
LUCES Y SOMBRAS EN LA INVESTIGACIÓN
El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) y la Fundación del Sector Público Estatal del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) son los grandes organismos nacionales que realizan y financian gran parte de la investigación en nuestro país. El ISCIII, por ejemplo, financió entre 2013 y 2018 un total de 708 proyectos de investigación sobre cáncer, por un importe de 88.705.818 euros y el CNIO recibió un importe anual de 22.868.770 euros (años 2017 y 2018), para la financiación de las inversiones del organismo.
ASEICA: “El sistema dista de ser óptimo debido al estancamiento de los fondos gubernamentales, el caos en las convocatorias de proyectos y a medidas administrativas que han aumentado la burocracia asociada a la gestión de proyectos”
España tiene un gasto general en I+D+i de un 1,41% de Producto Interior Bruto (PIB), lejos del 2% que el Plan Estatal para la Investigación Científica, Técnica y de Innovación 2017-2020 establecía para 2020, siendo el país europeo con menor crecimiento. Según datos ofrecidos a finales de septiembre por la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, el Gobierno ha invertido, entre los años 2018 y 2021, 300 millones de euros para proyectos de investigación sobre enfermedades oncológicas. Con ello se puso en marcha de 1.000 proyectos en los que se han involucrado 7.000 investigadores, si bien la ministra recordó que todos ellos se realizan bajo un modelo de colaboración público-privada. Y es que, como indica el informe de la AECC y la Fundación “la Caixa”, la financiación por parte de las entidades filantrópicas es la que más aumentó entre 2015 y 2020 hasta alcanzar los 140 millones de euros (126,5% de variación entre 2015-2017 y 2018-2020).
En cuanto a la innovación en cáncer, “el apoyo público se muestra mayoritariamente en forma de préstamos a través del CDTI (con más del 80% de la financiación reembolsable), lo cual sitúa en desventaja a las empresas innovadoras de España frente a las de otros países, que tienen más acceso a subvenciones. Sin embargo, en 2020 se observa un cambio de tendencia gracias a los fondos Next Generation y a los programas Misiones Grandes Empresas y Neotec”, deja recogido la AECC. Como indica ASEICA, “el sistema dista de ser óptimo debido al estancamiento de los fondos gubernamentales, el caos en las convocatorias de proyectos y a medidas administrativas que han aumentado la burocracia asociada a la gestión de proyectos”.
Nuestro país se encuentra en el top 10 de los que más publican sobre cáncer, pero se ha estancado en el crecimiento de su producción científica. La investigación se centra más en los tumores colorrectales, mama, melanoma, linfomas y mielomas, y sin embargo aquellos con peor pronóstico no tienen tanta investigación como necesitan. A los cánceres de pulmón, hígado, estómago, páncreas y esófago, que representan el 38,3% de las muertes oncológicas, solo se les destina un 17,7% de toda la financiación pública y un 21.8% de todos los ensayos clínicos llevados a cabo en España. Se necesita, señalan en el informe, una Estrategia Nacional de Investigación en Cáncer con la que aumentar la supervivencia de los pacientesy afrontar todos estos problemas.