La falta de sueño puede ser determinante a la hora de sufrir depresión, más aún si se está sufriendo una infección. Así lo ha determinado el primer estudio sobre esta cuestión de manos de la entidad UCLA Health, que ha alertado de que "el insomnio tiene consecuencias mucho más graves que sentirse aturdido por la mañana". De hecho, duplica el riesgo de depresión.
Según los datos de este organismo, de media los adultos "pueden despertarse brevemente cinco veces por noche". Además, esta situación se acrecenta a medida que van pasando los años. De hecho, algunas personas mayores de 60 años pueden despertarse hasta 150 veces mientras duermen.
El doctor Michael Irwin, que ha estado a cargo de la investigación, afirma que quienes sufren privación crónica del sueño no solo corren mayor riesgo de depresión, sino que los síntomas son peores y más prolongados.
Cuanto más dura el insomnio, mayor es la probabilidad de sufrir depresión
"Las personas mayores que padecen insomnio presentan un riesgo muy exagerado de deprimirse”, según el profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA. “Los datos son realmente sorprendentes: se trata de un aumento varias veces mayor en la incidencia de la depresión. Y cuanto más dura el insomnio, mayor es la probabilidad de sufrir depresión, incluso para quienes nunca antes han estado deprimidos”.
De hecho, tal y como se explica desde el estudio, los síntomas de depresión no sólo los perciben los propios pacientes, sino que los médicos también han observado esta relación. El doctor comenta que, cuando trata con las personas que se están sometiendo a la privación de sueño, están más retraídos y tristes.
"No realizan un buen contacto visual, describen a otras personas como antipáticas y se sienten socialmente desconectados", informa Irwin. "Esos son los primeros síntomas, antes de que realmente los pacientes manifiesten su estado de ánimo y depresión".
Si unimos la falta de sueño a una infección, este riesgo aumenta todavía más
Pero no solo el sueño sería determinante para el desarrollo de la depresión. Si unimos la falta de sueño a una infección, este riesgo aumenta todavía más. En el estudio se inyectó a los sujetos una endotoxina que activa la respuesta inmune de nuestro cuerpo sin necesidad de causar una infección.
En los casos de las personas que estaban sufriendo una respuesta inmune (como si padecieran una infección real), se produjo una respuesta depresiva mayor que en los casos de personas a las que se les había suministrado un placebo. Además, "cuando la infección se resuelve, la depresión también cede".
Por ello, el doctor concluye que "si un adulto sufre de insomnio y luego desarrolla, por ejemplo, una infección del tracto urinario, se debe vigilar de cerca a esa persona para detectar el desarrollo de depresión”. De la misma manera, "si una persona simplemente recibió una vacuna, tal vez esa vacuna, si tiene insomnio, sea suficiente para desencadenar la aparición de depresión”.