Desde que aparecieron los videojuegos el consumo incontrolado de ellos ha provocado una adicción que puede aislar a las personas de la sociedad y afectar a su salud emocional. Es lo que le ha ocurrido recientemente a un adolescente de Castellón que ha tenido que ser ingresado durante dos meses por abuso del videojuego Fornite.
Según han notificado un equipo del Hospital Provincial de Castellón, la Universitat Jaume I y el Hospital General Universitario, se trata del primer caso en el mundo de una hospitalización de un menor a causa de la adicción a un videojuego.
Antes de encerrarse en el videojuego era un niño con alto rendimiento académico. Cuando comenzó a abusar de Fornite se ausentaba más del colegio, rompía sus horarios de descanso, se desvinculaba de las clases, se aisló en el domicilio y rechazó cualquier interacción social.
Los profesionales descubrieron que se trataba de una forma de superar el duelo por el fallecimiento de un familiar. Según recoge el estudio, el tratamiento profesional precisó de un enfoque cognitivo conductual con el que se trabajó con el paciente y la familia, y de la implantación de estrategias de intervención como reestructuración cognitiva, desarrollo de habilidades personales, manejo de contingencias y establecimiento de pautas a diario.
Los resultados han mostrado una disminución significativa del uso de pantallas y mejorar el funcionamiento personal y social del paciente
Esto permitió abordar el duelo, entender cómo empleó el juego como refugio para su malestar emocional y cómo este tuvo una repercusión directa en su vida. Los resultados han mostrado una disminución significativa del uso de pantallas y mejora del funcionamiento personal y social del paciente.
Tal y como recogen en Europa Press, la adicción a Internet fue propuesta como ‘trastorno del comportamiento’ en 1995 y en 2010 fue definida como “la pérdida de control que genera la aparición de conductas adversas”. La OMS también incluyó en 2018 el trastorno por videojuego entre las enfermedades mentales. Los especialistas no consideran que los videojuegos supongan un problema en sí mismos, sino que su uso adecuado puede conllevar unos beneficios en los ámbitos educativo y social e incluso puede ser terapéutico para algunos trastornos.
Los profesionales consideran que existen factores de riesgo indicadores de abuso en el consumo de videojuegos como retraimiento social, bajo rendimiento académico, existencia de problemas psicopatológicos (depresión, personalidad perfeccionista u obsesivo) y sociofamiliares ( escaso control parental o estresores externos). En el caso del Fortnite, destacan dos aspectos de su potencial adictivo: la imposición de plazos para lograr los retos de cada temporada y no perder el progreso, y el acceso a plataformas de retransmisión en vivo que muestran a personas jugando mientras comentan sus estrategias.
Por eso los expertos recuerdan la necesidad de poner límites de horarios y de uso de las pantallas en menores, y que sean claros y biendefinido, así como fomentar "la práctica de otras fuentes de satisfacción”. Además, invitan a la creación de espacios de interacción familiar para disfrutar de actividades en grupo y la restricción de los dispositivos en las habitaciones de los menores.