La prevalencia de la obesidad ha experimentado un aumento casi tres veces desde 1975, constituyendo un desafío de salud en crecimiento a nivel mundial. Con más de 988 millones de adultos afectados en la actualidad, se proyecta que esta cifra podría duplicarse para el año 2030. En el contexto español, más del 60% de la población enfrenta la obesidad o se encuentra en riesgo, situándonos como el noveno país de Europa con una de las mayores tasas de sobrepeso.
Con el propósito primordial de elevar la visibilidad y defender los derechos de quienes padecen obesidad en España, se ha realizado el informe 'Situación sanitaria y social de las personas con obesidad en España'. Este estudio, elaborado por una alianza estratégica de trece organizaciones de pacientes y sociedades científicas, tiene como objetivo identificar las barreras que dificultan el manejo de la enfermedad.
"Reconocer la obesidad como enfermedad crónica no solo mejoraría la prevención y atención, sino que también impulsaría la investigación y la inversión en políticas de salud pública"
Las entidades firmantes reclaman en este documento la necesidad de reconocer la obesidad como enfermedad crónica en España, lo que, en palabras de Victoria Buiza, portavoz de la Alianza por la Obesidad y presidenta de la asociación AB Híspalis Nacional, “no solo mejoraría la prevención y atención, sino que también impulsaría la investigación y la inversión en políticas de salud pública para abordar este creciente problema”.
Los resultados revelan que solo el 42% de los participantes considera la obesidad como una enfermedad, mientras que un significativo 28% la relaciona con problemas emocionales o psicológicos. La falta de reconocimiento de la obesidad como enfermedad se traduce en un infradiagnóstico, ya que un 27% de los pacientes percibe erróneamente su situación de peso, generando un retraso en la búsqueda de atención médica.
Solo el 48% recibe información sobre opciones de tratamiento y expectativas por parte de los profesionales de la salud
El estudio también destaca que solo el 69% de los pacientes recibe un diagnóstico formal de obesidad, y un tercio no ha recibido atención específica. A pesar de existir múltiples tratamientos para abordar la obesidad, solo el 48% recibe información sobre opciones de tratamiento y expectativas por parte de los profesionales de la salud.
La falta de acceso a atención psicológica especializada y terapia conductual se presenta como una necesidad esencial, ya que el 71% de los participantes no ha tenido acceso a este tipo de tratamiento. La estigmatización en el ámbito sanitario también se destaca como un desafío significativo, con un 66% de los participantes siendo objeto de estigmatización debido a su peso.
La estigmatización social de la obesidad se refleja en diversas dimensiones de la vida de quienes la padecen, incluyendo aspectos laborales, educativos, familiares y sociales. Este estigma, alimentado por percepciones erróneas, se traduce en un desafío importante que afecta la calidad de vida de los pacientes con obesidad.
Esta alianza estratégica propone 12 propuestas relacionadas con una atención más efectiva y en la promoción de un enfoque integral de la enfermedad para mitigar el impacto en la salud y el bienestar de las personas afectadas:
- Potenciar el reconocimiento real de la obesidad como una enfermedad crónica.
- Desarrollar campañas de concienciación y sensibilización sobre la obesidad.
- Desarrollar programas de educación y promoción de la salud en escuelas.
- Realizar acciones de formación y concienciación para profesionales sanitarios.
- Implementar programas de detección precoz del exceso de peso de manera sistemática.
- Establecer protocolos de diagnóstico integral.
- Establecer protocolos de tratamiento y seguimiento personalizados e integrales.
- Instaurar equipos multidisciplinarios específicos para el abordaje de la obesidad.
- Incorporar la cirugía bariátrica en las listas de priorización de los sistemas sanitarios, ampliar su oferta y garantizar un seguimiento adecuado tras la cirugía.
- Establecer protocolos de comunicación y coordinación entre los diferentes profesionales sanitarios.
- Ampliar el acceso a la atención psicológica especializada y la terapia conductual.
- Promover la corresponsabilidad del paciente a través de la información y educación sanitarias.