El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, decidía el pasado 23 de julio clasificar el actual brote de viruela del mono como una emergencia de salud pública de importancia internacional. Una decisión tomada después de que el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional no llegase a una acuerdo en su segunda reunión. Un paso justificado como una oportunidad para anticipar, controlar y detener la propagación de la viruela símica.
El pasado 22 de julio la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) recomendaba la ampliación de la indicación de la vacuna Imvanex, desarrollada contra la viruela, para la prevención en adultos contra la viruela del mono. En el caso de España, uno de los países más afectados, la Comisión de Salud Pública recomendaba el pasado 12 de julio la profilaxis preexposición en personas que mantienen prácticas de alto riesgo y la profilaxis posexposición de los contactos estrechos de casos confirmados, especialmente en los grupos que puedan presentar un mayor riesgo.
A pesar de que la OMS considera que la vacunación masiva contra la viruela del monono es necesaria, sí considera que la vacuna posexposición es un elemento fundamental para detener la propagación del brote de viruela símica. Pero una estrategia basada únicamente en las vacunas no es el camino.
Por norma general, la viruela del simio es una enfermedad autolimitada que no supone un riesgo para la vida en personas sanas. Se trata de un enfermedad endémica de algunas regiones del continente africano en las que, ocasionalmente, se han reportado muertes. En lo que va de año se han registrado un total de cinco. Actualmente la Región Europea de la OMS es la más afectada por el brote actual.
“Más allá de las redes sociales y sexuales de hombres que tienen sexo con hombres, está claro que los casos en otros grupos de población, incluidos grupos vulnerables como mujeres y niños, están aumentando aunque siguen siendo mínimos. La transmisión sexual por contacto cercano es el modo principal de propagación, pero los casos se están detectando a través de episodios de transmisión en el hogar y, a veces, sin historial de exposición claro”, ha alertado recientemente el director regional para Europa de la OMS, el doctor Hans Henri P. Kluge.
“La presentación de los casos puede ser atípica y, por lo tanto, esté alerta ante la posibilidad de viruela del mono en cualquier paciente y no solo en hombres que tienen sexo con otros hombres o en pacientes que hayan viajado a zonas en las que ya se han reportado casos de viruela símica”
Esta situación hace que la vacunación por sí sola no baste para controlar la propagación del brote. “Si bien reconocemos las incertidumbres sobre cómo se desarrollará este brote, debemos responder a la epidemiología que tenemos ante nosotros centrándonos en el modo de transmisión dominante (el contacto piel con piel durante los encuentros sexuales) y los grupos con mayor riesgo de infección”, expone indicando que el camino a seguir requiere de “responsabilidad conjunta y compartida”, entre las instituciones y autoridades de salud, los gobiernos, las comunidades y las personas afectadas.
En base a esto ha recomendado para aquellos que actualmente tienen un mayor riesgo de infección, los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres y los que tienen múltiples parejas sexuales que:
- Se informen sobre todos los mecanismos de propagación de la enfermedad y qué pueden hacer para protegerse.
- Considerar limitar sus parejas e interacciones sexuales en el momento actual.
- Si bien la vacunación puede estar disponible para algunas personas con mayores riesgos de exposición, no es la solución, por lo que solicita que se tomen todas las medidas necesarias para reducir los riesgos.
- Si una persona cree que puede estar infectada debe hacer todo lo posible por evitar la propagación de la enfermedad.
Desde la Oficina regional para Europa de la OMS se pide los sistemas sanitarios y proveedores de servicios de salud la eliminación de todas las barreras que puedan dificultar el acceso a las pruebas, la atención médica o la vacunación. “Cualquier barrera, por grande o pequeña que sea, actuará evitando que los pacientes busquen la atención que requieren”. En este sentido inciden en la imperiosa necesidad de “eliminar cualquier juicio o estigma”, recordando que las lecciones que el VIH y el sida nos han dejado en este sentido no deben ser olvidadas.
“Los países deben adherirse a los principios de equidad, ayudando a garantizar que las vacunas y los antivirales lleguen a quienes más los necesitan, en lugar de almacenar suministros y desarrollar acciones que solo son perjudiciales para el bien público en general, como hemos visto con la respuesta a la Covid-19”
Se insta además a los profesionales sanitarios a que aumenten su atención y sean conscientes de cómo es la enfermedad y los síntomas que manifiesta. “La presentación de los casos puede ser atípica y, por lo tanto, esté alerta ante la posibilidad de viruela del mono en cualquier paciente y no solo en hombres que tienen sexo con otros hombres o en pacientes que hayan viajado a zonas en las que ya se han reportado casos de viruela símica”.
Uno de los puntos clave de la estrategia para poner fin al brote de viruela del mono parte de las autoridades de salud pública. Estas, junto con los ministerios de salud, deben impulsar de forma significativa y rápida las capacidades nacionales para la vigilancia, investigación, diagnóstico y rastreo de contactos, ya que es probable que muchos de los casos pasen desapercibidos.
“Deben trabajar de forma conjunta con otros grupos y comunidades en riesgo para desarrollar y difundir mensajes destinados a reducir la transmisión y alentar a la aceptación de los servicios de salud. Encuentren urgentemente formas de abordar las realidades de este brote y asegúrese de que la respuesta esté enfocada en detener la transmisión en los grupos y entornos en los que está ocurriendo o es probable que suceda”.
El director regional para Europa de la OMS recuerda que existe una gran necesidad de colaboración interregional basada en la voluntad política “para generar evidencia que respalde el uso de vacunas y antivirales”.
“Los países deben adherirse a los principios de equidad, ayudando a garantizar que las vacunas y los antivirales lleguen a quienes más los necesitan, en lugar de almacenar suministros y desarrollar acciones que solo son perjudiciales para el bien público en general, como hemos visto con la respuesta a la Covid-19”, concluye.