El SARS-CoV-2 ha cambiado por completo la forma en la que la sociedad ve y aborda las enfermedades infecciosas respiratorias en términos de transmisión. La evidencia científica reconoce tres vías principales de transmisión de estas enfermedades: aérea (se produce por la inhalación de virus transportados en partículas respiratorias microscópicas suspendidas en el aire y conocidas como “aerosoles”), transmisión por rociado (gotas más grandes que pueden caer al suelo/superficies o en las membranas mucosas de una persona susceptible en el campo cercano) y transmisión por contacto indirecto (a través de un objeto contaminado conocido como “fómite”).
“Se está produciendo un cambio de paradigma en la forma en que vemos y abordamos la transmisión de enfermedades respiratorias infecciosas”, explican los autores del último informe elaborado por la Comisión The Lancet, basado en el análisis de la gestión global de la pandemia.
“La transmisión aérea tanto en los campos cercanos como en los campos lejanos es una vía de exposición crucial, si no dominante, para el SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios. Los estudios de laboratorio, de campo, de modelos y de casos han demostrado que la transmisión aérea a través de la inhalación de un aerosol cargado de virus es importante, si no dominante, para la Covid-19”, detallan.
Aunque la transmisión de enfermedades infecciosas respiratorias puede producirse por contacto, es muy poco común en estos casos. Los expertos indican que “es poco probable” que la transmisión por contacto y/o rociado contribuya de forma significativa a una transmisión generalizada o eventos de superpropagación.
Más de dos años y medios después de la aparición de los primeros casos de Covid-19, a todos nos parece impensable no concebir la transmisión aérea del SARS-CoV-2 como el principal mecanismo de contagio del virus. En los primeros meses de la pandemia se minimizó esta opción, incluso por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya tardanza en reconocer oficialmente la transmisión aérea del SARS-CoV-2, le supuso duras críticas.
“Debido a que la mayor parte de la transmisión ocurre cuando las personas están en contacto cercano, se asumió erróneamente que la transmisión era a través de aerosoles en lugar de aerosoles en el aire”
“Debido a que la mayor parte de la transmisión ocurre cuando las personas están en contacto cercano, se asumió erróneamente que la transmisión era a través de aerosoles en lugar de aerosoles en el aire”, aclaran los autores del informe.
“De hecho, gran parte de la transmisión cercana es a través de aerosoles, porque las personas liberan cantidades considerables de aerosol además de gotas grandes, especialmente al hablar y toser”, añaden matizando que “también porque el aerosol se concentra más cerca de la fuente, como las partículas de humo de cigarrillo cerca de un fumador”.
“Por lo tanto, aunque la transmisión por vía aérea por aerosol cargado de virus puede ocurrir tanto en el campo cercano como en el campo lejano, el riesgo de transmisión de campo cercano para una sola persona en las proximidades de una persona infectada es generalmente mayor que el riesgo de transmisión de campo lejano” argumentan los expertos.
La mayor frecuencia de transmisión por contacto cercano, combinada con los escasos avances en materia de evidencia realizados desde finales del siglo XIX sobre la transmisión de las enfermedades infecciosas respiratorias, promovió recomendaciones para el control de las infecciones fundamentadas en medidas de higiene y saneamiento. “Tales recomendaciones contribuyeron a perpetuar la idea errónea de que la transmisión por rociado era el modo dominante de propagación de las enfermedades infecciosas respiratorias, incluida la Covid-19”, aclaran los expertos de la Comisión The Lancet.
“Numerosas publicaciones han intentado revertir estas ideas erróneas sobre las rutas de transmisión de enfermedades infecciosas respiratorias y han iniciado un cambio de paradigma hacia definiciones más precisas. Lamentablemente, la OMS tardó en reconocer la transmisión aérea del SARS-CoV-2 y, por lo tanto, tardó en enfatizar la gama de medidas necesarias para limitar la transmisión en interiores”, concluyen en su informe.